Este pesebre de cerámica lo compré en octubre de 2019 en Mar del Plata, aunque fue hecho por un artesano de Necochea (Argentina). Lo que más me llama la atención son las figuras de José y María, que están de rodillas, en oración ante Jesús. Y la expresividad de sus rostros, con esos ojos abiertos, casi saltones, como si quisieran abrazar y amar todo el misterio de Dios ante ellos con la mirada. Cuando el beato Carlos de Foucauld (1858-1916) imagina a Jesús en Nazaret, define su vida como una oración constante, una "mirada continua" hacia Dios Padre. Para Carlos de Foucauld, orar es, ante todo, mirar. Una mirada contemplativa, silenciosa y, fundamentalmente, amorosa centrada en Dios. La oración, afirma, es "el estado del alma que mira a Dios sin una palabra, únicamente ocupada en contemplarle, diciéndole que ella le ama, por sus miradas, todo y teniendo mudos los labios y el pensamiento". Según explica, dado que la mejor oración es aquélla en la que hay más
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).