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Mostrando entradas de 2020

Pesebre invitado #78: Esperando al Niño Jesús en Bolivia

Éste es el nacimiento que mi amiga Gina Baldivieso de Arze arma cada año en su casa en La Paz, Bolivia. Tiene sabor a tradición familiar y a renovada esperanza. A costumbres de antaño y a creatividad siempre nueva. Al fin y al cabo, Quien nace en la gruta de Belén es la "Hermosura siempre antigua y siempre nueva" de la que habla san Agustín. Les comparto lo que Gina misma escribió sobre su pesebre... "Quien trae los regalos a casa no es Papá Noel, es el Niño Jesús, o Manuelito, como se le llama popularmente en Bolivia. Esa es la tradición inculcada por mis papás desde que tengo memoria. Y precisamente entre mis primeras memorias más queridas están las relacionadas con las fiestas de fin de año, empezando por los despertares en las mañanas de víspera de la Navidad con la emoción de poner el pesebre o belén, o “armar el nacimiento”, como le decimos aquí en mi país. Fue mi papá quien contribuyó a esa emoción, pues pese a que mi hermana y yo éramos muy pequeñas, nos permiti

Pesebre invitado #77: Un pesebre oratoriano

Niños, adolescentes, jóvenes "de corazón", corren al encuentro del Dios-con-nosotros que los espera en un sitio sencillo, humilde, pero donde la alegría es el aire que se respira. María y José están también allí, participando de la fiesta del abrazo del Dios hecho hombre con los pequeños del Reino... ¿Piensan que hablo del pesebre? ¡No! Hablo del oratorio salesiano, que de pesebre tiene bastante: sitio privilegiado para el encuentro con Jesús, para comenzar a tejer una relación personal de amor con Él junto a otros "pequeños" que también están llamados a su amistad. Viajamos virtualmente hasta el Oratorio Salesiano del Rímac (Lima, Perú), donde en el Adviento 2020 han montado un bellísimo nacimiento con figuras de tamaño natural, proyecto animado por el padre José Luis 'Pepe' Sánchez, salesiano de Don Bosco, con la participación de los chicos y animadores del oratorio, colaboradores y hermanos salesianos de la comunidad. La escena se hunde en la serena noc

#285 Bienaventuranzas del pesebre

¡Muchas felicidades! Así parece saludar Jesús, de brazos abiertos, desde este pequeño pesebre calado en madera y montado en una tarjeta. Me lo regaló mi mamá para la Navidad de 2019 y es de Arte Sano. Cuando leí "felicidades" me pregunté qué es la felicidad para Jesús e inmediatamente pensé en las Bienaventuranzas. La felicidad de la que habla Jesús no es la felicidad que propone el mundo... El sacerdote francés Jacques Philippe tiene un hermoso libro de meditación sobre las Bienaventuranzas, aquellas proclamadas por Jesús en el sermón de la montaña. Se llama "La felicidad donde no se espera". Philippe observa que Jesús da una magnífica respuesta de felicidad a la multitud sufriente, pero en un lenguaje muy diferente del que se podría esperar. "Lo que les propone no es una felicidad humana, según la imagen que se presenta habitualmente, sino una felicidad inesperada, encontrada en situaciones y actitudes que no van espontáneamente unidas a la idea de felicidad.

Ocho años... testigos de Luz

Hace ocho años que escribo sobre pesebres y creo que es un buen momento para hacer memoria agradecida, primero, al Señor, por la gracia de dejarme asomar y adentrarme en su misterio tantas veces  y, segundo, a tantas personas que en estos años me han regalado o compartido pesebres, obsequiándome  esas "excusas perfectas" para hablar del amor de Dios... Hoy, en particular, quiero agradecer a esas personas maravillosas que conocí escribiendo este blog, personas que también aman los pesebres pero, mas aún, al Niño que se nos ofrece allí, personas que me han compartido generosamente su modo de vivir y acercar este misterio a los demás... Pienso en Héctor Coquibus, el entrañable dueño y conductor del "taxi-pesebre", en las queridas Teresa y Susana Gargiullo, las dueñas de la "casa del pesebre" de San Telmo y que me regalaron una de las mejores vísperas del día de Reyes de mi vida... Pienso en Adela Oviedo Gutiérrez Báez y su vidriera repleta de pesebres que no

Niño invitado #76: La piernita de Jesús

Cosas de la pandemia y de la cuarentena, una tarde -más precisamente la del 10 de julio de 2020- andaba en Facebook buscando una misa por internet, entro en la página de la catedral de Mercedes (provincia de Buenos Aires, Argentina) y lo veo al párroco, el padre Juan Carlos Bouzou, tomando mate, pasando música y conversando en vivo con los seguidores de la página. Para ser honesta, de entrada no le presté mucha atención a lo que estaba diciendo porque mi mirada se fue directo al fondo de la escena: María, José, una estrella, una vela encendida, un "nidito" con el Niño... ¡un pesebre! Ahí nomás mandé un mensaje haciendo referencia al nacimiento... y ahí nomás el padre Juan Carlos me respondió y me contó sobre su pesebre, el cual, ya pasado el tiempo de Navidad, no desarmó. "Es que para mí todo el año es Navidad porque Jesús todos los días quiere nacer en nosotros", me dijo. Lo más singular de este pesebre es la figura del Niño, a la que le falta una piernita. El pad

Pesebre invitado #75: Y entre nosotros acampó... en Luján

Hoy, 8 de mayo de 2020, es el día de Nuestra Señora de Luján, patrona de Argentina, y quiero homenajearla con este pesebre, montado en forma permanente en el lateral derecho de la Basílica de Luján. La foto y el vídeo que comparto aquí corresponden a imágenes que tomé en una visita al santuario el 30 de noviembre de 2019. Este pesebre llegó a la basílica en mayo de 2013, donado por el Estado argentino que, a su vez, lo había recibido como donación en 2012, junto a otros pesebres, de parte del Vaticano y de la Fundación Juan Pablo II para la Juventud. Todo el conjunto es una copia a escala del pesebre que para el Adviento y la Navidad de 2012 se colocara en la plaza San Pedro, en el Vaticano. Fue diseñado por el artista italiano Francesco Artese y presenta un espectacular marco para la recreación del nacimiento de Jesús: las fachadas de las edificaciones en piedra de los Sassi, un sitio histórico de la ciudad de Matera, en el sur de Italia, declarado por la Unesco como patrimonio

#284 Calendario

Este calendario con la imagen del pesebre me lo regaló mi mamá  para la Navidad de 2019. Cuando lo vi, pensé "voy a escribir sobre esta idea: el tiempo es de Dios, es un don dado por Él...". Se me ocurrió entonces que podría ser buena idea rezar con el calendario en mano, ofreciéndole a Dios cada hoja, la que arrancamos con los dìís pasados, la que vemos, con los días presentes, y las hojas ocultas aún, las de los días por venir...  Siempre me ha gustado una oración de santa Faustina Kowalska que figura en las primeras páginas de su Diario. En ella, Faustina admite que no puede cambiar el pasado y que le aterroriza pensar en el futuro... que solo tiene el presente para amar y confiarse a Dios: "Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo. Pero ¿por qué sumergirse en el futuro? Para mi solamente el momento actual es de gran valor ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma. El tiempo que ha pasado no está en mi poder.Cambiar, corregir o agregar, no pudo hacerlo ni

#283 Moñito

Este imán con la imagen del Nacimiento me lo regaló mi mama para la Navidad de 2019. En la figura aparece abajo un moño rojo, un elemento decorativo muy típico de la Navidad. El moño me hizo pensar en los regalos y por qué agregamos lazos o cintas a los paquetes o los envolvemos con un lindo papel. Pienso que no nos da igual que un regalo esté bien envuelto, y mucho más si viene "personalizado", con nuestro nombre, una tarjetita escrita a mano o un moño de nuestro color preferido. Estos detalles son más que simple decoración: tienen su propio lenguaje y suponen un mensaje que unen al donante y al destinatario del regalo. No por nada muchas personas guardan no solo el regalo sino también el papel, la tarjeta o el moño como "recuerdo" de algo que es más que la propia materialidad de un presente. No por nada muchas personas, cuando compran un regalo, piden que se lo envuelvan especialmente para la ocasión... "¿No tiene un moñito para ponerle?".  El am

#282 En tus manos encomiendo mi espíritu

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en enero de 2020. El Niño descansa, recostado, seguro, confiado, sobre la palma de Dios Padre. "En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu"... Cuántas veces Jesús habrá orado este salmo, cuántas veces habrá experimentado la necesidad de recostarse, de descansar en las manos firmes y protectoras del Padre. Estas palabras del salmo 31 fueron, de hecho, las últimas que dijo Jesús en la Cruz: "Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu" (Lucas 23, 46). Constituyeron su último acto de abandono absoluto a la voluntad del Padre, la entrega confiada de su vida en el culmen del dolor. "En tus manos encomiendo mi espíritu... Ten piedad de mí, Señor, pues estoy angustiado; mis ojos languidecen de tristeza... Pero yo, Señor, confío en ti, yo dije: Tú eres mi Dios. Mi porvenir está en tus manos," (salmo 31). ¡Cuánto necesitamos en estos momentos hacer, junto a Jesús, un acto de abandono en las manos de nues

#281 Castaña

Este pequeño pesebre artesanal me lo regaló mi papá en diciembre de 2019. Es diminuto y está montado dentro de una cáscara de castaña. Este fruto es de alto valor nutricional y energético y tiene un sabor dulzón, pero viene recubierto por una cáscara dura y espinosa que se llama erizo y que, si uno lo encuentra por ahí, sin saber qué es, no se le ocurriría agarrarlo porque pincha ni mucho menos intentar abrirlo y aún menos sospechar que guarda dentro algo tan rico, nutritivo y bueno... Esto me hizo pensar en cuantas veces en la vida se nos presentan situaciones que son como estas cáscaras pinchudas de las castañas y cómo nos cuesta descubrir lo bueno, lo positivo que encierra lo que, a primera vista, solo pinta como algo puramente negativo. Cuando tuve estas primeras intuiciones contemplando este pesebre no tenía ni idea de que, un par de meses después, al escribir estas líneas, una pandemia nos obligaría a muchos a preguntarnos si una situación tan tremenda como ésta trae apare

Niño invitado #74: Vivir con Jesús

Desde que vi por primera vez este cuadro, en febrero de 2018, siempre me ha despertado una profunda intriga. Está en el vestíbulo del bautisterio de mi parroquia, la Basílica de María Auxiliadora, en Buenos Aires. El cuadro presenta una escena hogareña del Niño Jesús, María y José. Lo he contemplado, sin exagerar, decenas de veces y siempre mi atención se ha posado sobre el rostro de José. Hay algo en su expresión que me resulta indescifrable o, por lo menos, inefable. José y el Niño Jesús se miran el uno al otro, a los ojos, sin tensiones al sostener la mirada. La expresión de Jesús me resulta clara: ternura, inocencia, confianza de hijo... Pero la expresión de José se torna diferente cada vez que contemplo el cuadro. Hay veces que veo en sus ojos puro amor paternal, un papá adoptivo que como todo padre mira a su hijo como lo más bello de su vida y piensa que su niño es el mejor de todos. Otros días encuentro una expresión más risueña en José. Me parece que corresponde con la mira

#280 Ojos al cielo

Este pesebre me lo regalaron mis padres en noviembre de 2019. José y María, con el Niño en brazos, elevan su mirada al cielo. Dirigir los ojos a lo alto es un gesto exterior que hace visible una actitud del corazón orante: la de quien busca entrar en relación con Dios. Hay que elevar la mirada, despegar los ojos del propio ombligo y de las realidades que van apenas un poco más allá de nuestras narices. Reconocer la Presencia de Dios, que todo lo trasciende y todo lo puede. Mirar a lo alto y encontrarnos con los ojos del Padre, que ya estaban buscando los nuestros.  Así actúan los niños pequeños cuando miran a sus padres... a veces llorando, otras sonriéndoles, o balbuceando un "pa" o un "ma", o extendiéndoles los bracitos para que los carguen... pero siempre con la certeza de ser mirados con amor, con atención. En los evangelios algunas veces se precisa que Jesús, quien nos enseña a orar al Padre nuestro que está en el cielo, hace este gesto de elevar la mir

#279 Tengo un plan: ser pequeño

Este pesebre de colgar me lo regalaron mis padres en noviembre de 2019. Es realmente pequeño, mide apenas un par de centímetros, y el Niño Jesús, unos milímetros... pero eso no me extraña. Dios, como parte de su plan de salvación, quiso ser pequeño, tan pequeño como un niño. Y así, desde su pequeñez, el Hijo nos enseña a ser hijos -niños pequeños- con Dios Padre. Santa Teresa de Lisieux es quizás una de las que mejor se apropió de este "plan perfecto" de la pequeñez. Teresa siempre tuvo bastante claro que quería ser santa, y una de las grandes. Pero pronto se descubrió muy pequeña para tan grande aspiración. Impotencia, debilidad, imperfección, inmadurez... todo eso causa contrariedad en el adulto, pero para el niño es parte de su condición natural y Teresa aprendió a reconocerse así, como una niña, pero una niña amada y cuidada por su Padre Dios y "sacó ventaja" de su condición de niña para asegurarse la santidad tan deseada como puro regalo del amor misericord

Pesebre invitado #73: Los míos

Esta foto la tomé en diciembre de 2019 en la sacristía de la parroquia San Carlos y Basílica de María Auxiliadora, en el barrio de Almagro, de Buenos Aires. Un pesebre muy sencillo, con la imagen de fondo del beato Ceferino Namuncurá. Ceferino nació el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, en la Patagonia argentina, en las tolderías de su padre, Manuel Namuncurá, cacique mapuche. Bautizado por un misionero salesiano en la Navidad de 1888 y nacido en medio de un pueblo atravesado por el dolor, a los 11 años, Ceferino, que muy tempranamente dio señales de poseer un corazón sensible a los demás, dijo a su padre: "Me duelen los infortunios de nuestra gente, quiero hacer algo. Quiero estudiar para ser útil a mi gente". Ese amor a los suyos, a su pueblo, lo llevará lejos. Y el descubrimiento y la amistad con el Dios vivo, más lejos aún. Recaló en Buenos Aires. Ingresó en septiembre de 1897 en el colegio Pío IX, pegadito a la actual Basílica de María Auxiliadora. Un año después hiz