Este pesebre me lo regaló en julio de 2019 mi amiga Cris Terceiro.
Tiene seis piezas y está hecho con fibra de hoja de chaguar -o caraguatá, en guaraní-, una bromelia del monte, muy utilizada para la elaboración de artesanías entre los pueblos aborígenes, especialmente los wichís.
Los tres reyes tienen en sus manos lo que parece ser el fruto de la bromelia, una baya que contiene las pequeñas semillas de esta planta.
¿Representan el oro, el incienso y la mirra que le traen al Niño Dios? No, no es lo que traen sino lo que se llevan: la semilla.
El sembrador salió a sembrar. Y el sembrador era a la vez semilla. La semilla es la Palabra. Y la Palabra es el Verbo. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
La semilla que es Jesús, Dios hecho Hombre, fue dada a los primeros hombres que le adoraron en esa gruta de Belén.
El sembrador salió a sembrar y la semilla cayó en la tierra de aquellos adoradores del Dios-con-nosotros. Y solo Él sabe qué clase de terreno resultaron ser, si dieron fruto, si fue abundante, si fue duradero, si esparcieron la semilla de regreso a Oriente...
El sembrador salió a sembrar. Y ese Niño no deja de buscar corazones con surco fértil en donde germinar... y ser fruto y alimento que se parte y se comparte.
“Señor, Señor, tú eres la semilla. Tú, Jesús, eres la semilla de mi alma. Dios Padre es el sol que calienta esta pobre tierra. Tú, Espíritu Santo, tú eres la lluvia que refrigera la tierra estéril... Jesús, tú eres la semilla, porque vienes todos los días. ¡Oh Jesús, semilla que vienes todos los días...!".
Santa María de Jesús Crucificado, Mariam Baouardy, la "pequeña árabe", carmelita descalza
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