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Mostrando entradas de junio, 2017

Niño invitado #51: Esto es mi Cuerpo

Esta foto la tomé en julio de 2016 en la Basílica del Santísimo Sacramento , de Buenos Aires. No hay más que contemplar ese rostro inocente y dulce del Niño Jesús y escuchar en el corazón lo que nos dice: "Esto es mi Cuerpo". Muchas veces he pensado que, si bien el Niño recién nacido no podía hablar, su sola disposición en el pesebre, acostado sobre pajas, pobre, pequeño, vulnerable, expuesto a la adoración de los humildes pastores, quizás con los brazos extendidos como todo bebé que quiere ser alzado, abrazado por otro, era ya un mensaje anticipado de su Eucaristía: "Esto es mi Cuerpo, que se entrega por ustedes". Porque Jesús se nos ofrece en la Eucaristía así, mas pequeño que el más pequeño de los niños, humildísimo, puro, inocente, frágil... Con sus brazos extendidos, siempre invitando, siempre pidiendo que lo recibamos en libertad y por amor, nunca imponiéndose... arriesgándose a nuestro rechazo, nuestra indiferencia... No hay palabras para un misterio

Pesebre invitado #50: De una sola pieza

Esta foto la tomé en diciembre de 2016 en el bautisterio de la Basílica de María Auxiliadora y parroquia San Carlos, de Buenos Aires. Se trata de un pesebre hecho en un único bloque de madera tallado, una escultura bellísima, muy delicada, que nos acompañó en las misas diarias en el bautisterio durante parte del Adviento de 2016 y el tiempo de Navidad. Ya había visto esta imagen una vez en la parroquia unos años atrás y, a primera vista, me atrapó su belleza. Recuerdo que un hermano de la parroquia comentó entonces, también admirando este pesebre: "Es una verdadera obra de arte. Ya no las hacen así... es de una sola pieza". Y ese "de una sola pieza" resonó en mi corazón y me recordó automáticamente a la túnica de Jesús, que era "de una sola pieza". Nunca había reparado en el significado de la túnica de una sola pieza de Jesús y me dije en ese entonces que, si alguna vez tuviera la oportunidad de volver a ver este pesebre y sacarle una foto, escribiría so

#218 San José perdido... ¡y encontrado!

Este pesebre tiene su historia. Me lo regaló en febrero de 2017 mi sobrino Juan Cruz y lo hizo él mismo, con papel, en el colegio. Antes de llegar a mis manos, una de las piezas de este pesebre, la de san José, se dio unos buenos paseos... Primero la mamá de un compañero de Juachi descubrió que en el pesebre de su hijo había dos san José: el José hecho por Jua, no se sabe cómo, fue a parar a la casa de su compañero... De allí volvió a la escuela para reencontrarse con el resto de los integrantes del pesebre para luego ir a la casa de mi sobrino. Pero grande fue la sorpresa cuando, al armar el pesebre en la casa, faltaba otra vez san José. Después de una intensa búsqueda -¿habrán dado intervención a san Antonio de Padua?-, san José apareció finalmente en el baúl del auto de los padres de Jua. ¿Por qué se desaparecía san José? ¿Qué se iba a hacer sin decir una palabra? Esbozamos varias teorías, pero ninguna nos terminaba de convencer... Se me ocurrió entonces que para encontrar a s