Este pesebre, hecho en cerámica, de una sola pieza, lo compré en diciembre de 2013, en la Feria Internacional de Artesanías, en La Rural de Buenos Aires, en el puesto de César Cayavillca. "Es el árbol de la vida", me dijo César. En el árbol hay flores, mariposas, hojas verdes, un pájaro... Y la propia vida de la Sagrada Familia. Dice el libro del Génesis que en el jardín del Edén Dios colocó el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida. Con el primero ya sabemos qué pasó: la mujer y el hombre comieron de sus frutos desobedeciendo a Dios y perdiendo así la amistad con Él. Del árbol de la vida dice el Génesis que sus frutos hacen vivir eternamente a quien los come... Esta vida de eternidad nos es dada en Jesús. Es el fruto del árbol de la vida, árbol que se identifica con la Cruz de Cristo. Nos resulta más fácil ver este don divino de la vida eterna en la ternura del pesebre. ¡Pero cuán difícil es descubrirlo y animarse a tomarlo de la Cruz! En una d
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).