Desde 2010, un tesoro oculto sale a la luz cada Adviento en una de las salas de la Casa Fernández Blanco, que depende del Museo de Arte Hispanoamericano, de Buenos Aires.
Se trata del pesebre de Anton Comploj, una verdadera obra de arte popular, que rescata lo mejor de la tradición pesebrista italiana y reivindica, ahora como pieza de museo, la antigua costumbre familiar de armar el pesebre en casa.
Este nacimiento es obra de Anton Comploj, un artesano de Santa Cristina (Val Gardena, Trieste, norte de Italia), que inició el trabajo en 1926 y lo concluyó tres años después.
El trabajo se realizó por encargo de Giuseppe y Judith Croci y las cuarenta y cuatro piezas que integran el conjunto llegaron a Buenos aires en 1930.
Las imágenes están hechas en madera de cedro, talladas y policromadas. El conjunto, que incluye una gruta central donde la Sagrada Familia es visitada por pastores y los sabios de Oriente , se completa con un fondo de tablas pintadas con los cielos de Belén y sus construcciones típicas.
Dice un cartel junto a este belén que Rita y Anna, las entonces niñas de la familia Croci, "jamás perdieron la fascinación y el entusiasmo por armar su pesebre año tras año".
Fue Rita quien finalmente donó este tesoro a la Casa Fernández Blanco en homenaje a sus padres y para que cada visitante del museo pueda revivir esa experiencia inolvidable en cada Navidad mientras siga cobijando en su interior al niño que no pierde la capacidad de maravillarse ante el misterio del nacimiento de este otro Niño.
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