Este bellísimo cuadro me lo regaló en noviembre de 2013 mi madrina Mari. Está hecho en óleo sobre tela.
Mi madrina pinta copiando imágenes. Yo le pedí un cuadro con una imagen de un nacimiento y le dejé una estampa de un Niño adorado por ángeles.
Cuando me entregó su creación casi que se disculpó. No estaba del todo confirme con cómo había quedado y hasta me contó un traspié en el proceso con un poco de aguarrás derramada que tuvo que enmendar...
A mi me pareció cuento: ¡El cuadro es hermoscísimo! Yo no le veo imperfecciones... Por el contrario: en contenido, es muy superior a la estampa original. En este nuevo, los ángeles tienen una actitud de adoración mucho más perfecta que en el original, donde uno de ellos está mirando para el costado, distraído vaya a saber con qué cosa...
En cambio, en el cuadro hecho por mi madrina los ángeles no pueden dejar de mirar al Niño. Están cautivados. Hay una luz que emana del pequeño Jesús que es irresistible para quienes están en su presencia. No puedo imaginar mejor actitud para un verdadero adorador.
¡Y mi madrina interpretó el sentido profundo de la adoración con su genial mano y su ojo artístico!
Adorar es reconocerse, pequeñitos como somos, ante la presencia y la grandeza de Dios, un Dios encarnado en un Niño recién nacido, fuente de Luz verdadera.
Estoy muy emocionada con todo lo que escribiste. Tu apreciación sobre la pintura la comparto en cuánto a la adoración de los ángeles ante el niño Jesús..
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
María Helena
Gracias a vos, te quiero!
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