Este pesebre de resina lo compré en Buenos Aires, en noviembre de 2013.
Está compuesto por ocho figuras de tamaño mediano: la Sagrada Familia, los tres reyes y el ángel... Todos con expresiones muy cándidas.
Lo más llamativo es su colorido: toda una gama de tonos que conforman un verdadero arco iris multicolor.
En el libro del Eclesiástico, en el Antiguo Testamento, hay un hermoso canto a las maravillas de la creación entre las que se destaca el arco iris: "Mira el arco iris y bendice al que lo hizo: ¡Qué magnífico esplendor! Él traza en el cielo una aureola de gloria; lo han tendido las manos del Altísimo" (Eclesiástico 43, 11-12).
También en el Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, en el relato del diluvio, Dios pone como señal en el cielo, entre las nubes, un arco iris, como signo de su alianza con Noé y toda la creación. Y allí dice Dios que, cada vez que las nubes cubran el cielo, Él, al ver el arco iris, se acordará de su alianza perpetua, su promesa de que no habrá aguas diluvianas que acaben con los seres vivientes...
Nuestro Dios es un Dios que no olvida sus promesas. Ha hecho una alianza de Vida Eterna con su pueblo y esa alianza se cumple en Jesús.
Por eso me parece muy hermoso que un pesebre remita al arco iris, que para Dios es una señal que le recuerda lo que nos ha prometido: Vida verdadera.
Puede ser que las nubes cubran el cielo. Incluso pueden ser nubarrones oscuros. Tal vez se vea todo gris... o negro. Pero más allá de las nubes brilla el Sol y, tarde o temprano, se formará un hermoso arco iris para recordarnos que la alianza de Vida sigue en pie.
Está compuesto por ocho figuras de tamaño mediano: la Sagrada Familia, los tres reyes y el ángel... Todos con expresiones muy cándidas.
Lo más llamativo es su colorido: toda una gama de tonos que conforman un verdadero arco iris multicolor.
En el libro del Eclesiástico, en el Antiguo Testamento, hay un hermoso canto a las maravillas de la creación entre las que se destaca el arco iris: "Mira el arco iris y bendice al que lo hizo: ¡Qué magnífico esplendor! Él traza en el cielo una aureola de gloria; lo han tendido las manos del Altísimo" (Eclesiástico 43, 11-12).
También en el Antiguo Testamento, en el libro del Génesis, en el relato del diluvio, Dios pone como señal en el cielo, entre las nubes, un arco iris, como signo de su alianza con Noé y toda la creación. Y allí dice Dios que, cada vez que las nubes cubran el cielo, Él, al ver el arco iris, se acordará de su alianza perpetua, su promesa de que no habrá aguas diluvianas que acaben con los seres vivientes...
Nuestro Dios es un Dios que no olvida sus promesas. Ha hecho una alianza de Vida Eterna con su pueblo y esa alianza se cumple en Jesús.
Por eso me parece muy hermoso que un pesebre remita al arco iris, que para Dios es una señal que le recuerda lo que nos ha prometido: Vida verdadera.
Puede ser que las nubes cubran el cielo. Incluso pueden ser nubarrones oscuros. Tal vez se vea todo gris... o negro. Pero más allá de las nubes brilla el Sol y, tarde o temprano, se formará un hermoso arco iris para recordarnos que la alianza de Vida sigue en pie.
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