¡Muchas felicidades!
Así parece saludar Jesús, de brazos abiertos, desde este pequeño pesebre calado en madera y montado en una tarjeta. Me lo regaló mi mamá para la Navidad de 2019 y es de Arte Sano.
Cuando leí "felicidades" me pregunté qué es la felicidad para Jesús e inmediatamente pensé en las Bienaventuranzas. La felicidad de la que habla Jesús no es la felicidad que propone el mundo...
El sacerdote francés Jacques Philippe tiene un hermoso libro de meditación sobre las Bienaventuranzas, aquellas proclamadas por Jesús en el sermón de la montaña. Se llama "La felicidad donde no se espera". Philippe observa que Jesús da una magnífica respuesta de felicidad a la multitud sufriente, pero en un lenguaje muy diferente del que se podría esperar.
"Lo que les propone no es una felicidad humana, según la imagen que se presenta habitualmente, sino una felicidad inesperada, encontrada en situaciones y actitudes que no van espontáneamente unidas a la idea de felicidad. Una dicha que no es una realización humana, sino una «sorpresa de Dios», concedida precisamente allí donde se la considera ausente o imposible", plantea Philippe.
Las Bienaventuranzas son el retrato mismo de Jesús. Afirma Philippe que Cristo, durante toda su vida y especialmente en su Pasión, es el único verdadero pobre de espíritu y el único que ha vivido íntegramente cada una de las Bienaventuranzas. "Todas se cumplen plenamente en la Cruz".
¿Y en el pesebre? Eso me pregunté...
No hay más que releer las Bienaventuranzas (Mateo 5, 3-11 y Lucas 6, 21-22) a los pies del Jesús en Belén y escuchar cómo reverberan como un eco profético en la gruta bendita...
En la noche, en la periferia del mundo, recostado sobre pobres pajas, un Niño recién nacido, aún sin voz, dice con su sola presencia a unos humildes pastores:
Felices los que tienen el espíritu del pobre...
Felices los que lloran...
Felices los pacientes...
Felices los que tienen hambre y sed de justicia...
Felices los compasivos...
Felices los de corazón limpio...
Felices los que trabajan por la paz...
Felices los que son perseguidos por causa del bien...
Pesebre de bienaventurados. La felicidad donde no se espera.
En la intemperie de la existencia, en la incomodidad de lo cotidiano, en la desnudez de la vida, en nuestras pobrezas, nuestra impotencia, nuestras lágrimas, nuestra sed, en el pesebre de nuestra vida, allí, donde no se espera, está Dios dándosenos.
¡Muchas felicidades!
Comentarios
Publicar un comentario