De familia y calor de hogar me hablan, por distintos motivos, estos tres pesebres, enviados por Annie Calzia, quien, más que amiga, es mi hermana. Víctor, su esposo, es también uno de mis mejores amigos, y sus dos hijos, Tommy y Juachi, son mis sobrinos adorados del alma. Son una familia hermosa.
El primer pesebre, que esta familia coloca en un lugar destacado de la casa en Adviento, es de cerámica y fue traído desde Galicia, tierra natal de los padres de Víctor.
"Me gustan los tintes azulados y me impresiona la cara de campesina de María", comenta Annie.
El segundo es el primer pesebre comprado por Annie para su nuevo hogar en la Navidad de 2003, pocos meses después de casarse con Víctor. Anita tiene este pesebre exhibido en su casa todo el año, muestra quizá del cariño especial que le tiene a esta pieza. La compró en la santería de la iglesia de la Medalla Milagrosa, de Buenos Aires. Es de un material plástico que imita muy bien la cerámica.
"Las imágenes son muy cálidas. Es chiquito, como todo lo que entraba en nuestro primer departamento, y es especial porque fue mi primer pesebre y, por sobre todas las cosas, porque es cálido y humilde, lo que lo hace muy real", comenta Annie.
El tercero es una pieza que hizo en enero de 2011 mi ahijado Tommy, cuando tenía 6 años, con la ayuda de su mamá.
Están las figuras del Niño Jesús, un ángel que lo cuida y los Reyes Magos. Está hecho de porcelana fría, montado sobre una madera que simula ser un camino, el que recorrieron los Reyes hasta Belén.
"Con Tommy moldeamos las bolitas, las unimos y las pintamos. Yo dibujé las caritas. Le agregamos los paquetitos que le llevaban al Niño", explica Annie.
El primer pesebre, que esta familia coloca en un lugar destacado de la casa en Adviento, es de cerámica y fue traído desde Galicia, tierra natal de los padres de Víctor.
"Me gustan los tintes azulados y me impresiona la cara de campesina de María", comenta Annie.
El segundo es el primer pesebre comprado por Annie para su nuevo hogar en la Navidad de 2003, pocos meses después de casarse con Víctor. Anita tiene este pesebre exhibido en su casa todo el año, muestra quizá del cariño especial que le tiene a esta pieza. La compró en la santería de la iglesia de la Medalla Milagrosa, de Buenos Aires. Es de un material plástico que imita muy bien la cerámica.
"Las imágenes son muy cálidas. Es chiquito, como todo lo que entraba en nuestro primer departamento, y es especial porque fue mi primer pesebre y, por sobre todas las cosas, porque es cálido y humilde, lo que lo hace muy real", comenta Annie.
El tercero es una pieza que hizo en enero de 2011 mi ahijado Tommy, cuando tenía 6 años, con la ayuda de su mamá.
Están las figuras del Niño Jesús, un ángel que lo cuida y los Reyes Magos. Está hecho de porcelana fría, montado sobre una madera que simula ser un camino, el que recorrieron los Reyes hasta Belén.
"Con Tommy moldeamos las bolitas, las unimos y las pintamos. Yo dibujé las caritas. Le agregamos los paquetitos que le llevaban al Niño", explica Annie.
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