Este pesebre lo compré en la santería de la Iglesia del Pilar, en Recoleta, Buenos Aires.
Está hecho dentro de media calabaza, con figuras en cerámica del Niño, José, María y una paloma -blanca, al igual que el vestido de la Virgen- que corona la escena.
Usualmente solemos relacionar la paloma con el Espíritu Santo. Pero esta vez, inspirada en San Germán, me quedo con la paloma como símbolo de la Virgen.
San Germán fue un patriarca de Constantinopla del siglo VIII, que dejó varios textos de alabanza a María, a quien señaló como una "paloma de un amarillo de oro, brillante bajo los reflejos del Espíritu Santo que la ilumina".
“Salve, paloma mensajera que llevas el ramo de olivo y anuncias el puerto salvador. Tus alas plateadas reflejan la luz divina del Espíritu”, escribió San Germán sobre María, la paloma que nos trae a Jesús.
Está hecho dentro de media calabaza, con figuras en cerámica del Niño, José, María y una paloma -blanca, al igual que el vestido de la Virgen- que corona la escena.
Usualmente solemos relacionar la paloma con el Espíritu Santo. Pero esta vez, inspirada en San Germán, me quedo con la paloma como símbolo de la Virgen.
San Germán fue un patriarca de Constantinopla del siglo VIII, que dejó varios textos de alabanza a María, a quien señaló como una "paloma de un amarillo de oro, brillante bajo los reflejos del Espíritu Santo que la ilumina".
“Salve, paloma mensajera que llevas el ramo de olivo y anuncias el puerto salvador. Tus alas plateadas reflejan la luz divina del Espíritu”, escribió San Germán sobre María, la paloma que nos trae a Jesús.
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