Esta pieza la compré en diciembre de 2012 en la Feria Internacional de Artesanías de La Rural, de Buenos Aires, en el stand de Cerámica Arce, artesanos de Arequipa, Perú.
Se trata de una figura en cerámica, en vivos colores, de María, con Jesús en brazos, sobre un burro llevado por José, de rasgos andinos. Es la escena de la huida a Egipto, de la que da cuenta Mateo en su evangelio.
Según Benedicto XVI, en su libro "La infancia de Jesús", la clave para entender el sentido profundo de este pasaje del evangelio está en una frase del libro de Oseas: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
Desde Mateo, es Cristo el Hijo a quien el Padre llama desde Egipto.
Es un relato que nos remite a Moisés y el éxodo del pueblo judío, pero, según explica Benedicto XVI, "la historia de Israel comienza otra vez y de un modo nuevo con el retorno de Jesús de Egipto a la Tierra Santa" porque la primera llamada para volver del país de la esclavitud -no solo Egipto, sino la esclavitud del pecado- no había sido escuchada...
"Con la huida a Egipto y su regreso a la tierra prometida, Jesús concede el don del éxodo definitivo. Él es verdaderamente el Hijo. Él no se irá para alejarse del Padre. Vuelve a casa y lleva a casa. Él está siempre en camino hacia Dios y con eso conduce del destierro al hogar, a lo que es esencial y propio. Jesús, el verdadero Hijo, ha ido él mismo al «exilio» en un sentido muy profundo para traernos a todos desde la alienación hasta casa", reflexiona Benedicto.
Se trata de una figura en cerámica, en vivos colores, de María, con Jesús en brazos, sobre un burro llevado por José, de rasgos andinos. Es la escena de la huida a Egipto, de la que da cuenta Mateo en su evangelio.
Según Benedicto XVI, en su libro "La infancia de Jesús", la clave para entender el sentido profundo de este pasaje del evangelio está en una frase del libro de Oseas: "Desde Egipto llamé a mi hijo".
Desde Mateo, es Cristo el Hijo a quien el Padre llama desde Egipto.
Es un relato que nos remite a Moisés y el éxodo del pueblo judío, pero, según explica Benedicto XVI, "la historia de Israel comienza otra vez y de un modo nuevo con el retorno de Jesús de Egipto a la Tierra Santa" porque la primera llamada para volver del país de la esclavitud -no solo Egipto, sino la esclavitud del pecado- no había sido escuchada...
"Con la huida a Egipto y su regreso a la tierra prometida, Jesús concede el don del éxodo definitivo. Él es verdaderamente el Hijo. Él no se irá para alejarse del Padre. Vuelve a casa y lleva a casa. Él está siempre en camino hacia Dios y con eso conduce del destierro al hogar, a lo que es esencial y propio. Jesús, el verdadero Hijo, ha ido él mismo al «exilio» en un sentido muy profundo para traernos a todos desde la alienación hasta casa", reflexiona Benedicto.
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