Esta foto la tomé el 30 de agosto de 2018 en la Basílica de Santa Rosa de Lima, de Buenos Aires.
Es una imagen del Dulce Nombre de Jesús y su Sacratísimo Corazón, también conocido como el Doctorcito de santa Rosa. La imagen original, de la que escribí recientemente en otra entrada, está en la Basílica del Santísimo Rosario, del Convento de Santo Domingo, en Lima.
La comunidad de la Basílica de Santa Rosa de Buenos Aires se interesó recientemente por esta particular devoción de la santa limeña por el Niño Jesús y se puso en la búsqueda de una figura que lo representara con una edad de 3 o 4 años para que, de la misma forma que lo hace en Lima, saliera junto a santa Rosa a recorrer las calles durante las fiestas patronales del 30 de agosto.
Ya en tiempo de descuento para la fiesta y sin mucha perspectiva de hallar un Niño Doctorcito en Buenos Aires, por "sorpresa" -¡las cosas de Dios!- llegó un mensaje desde un taller de imágenes religiosas de la lejana provincia de Misiones, en el extremo noreste de Argentina, comunicando que tenían un Niño listo para viajar a la capital y quedarse en el santuario.
Pero algo más se sumó a la llegada del Doctorcito. Según cuenta la propia comunidad parroquial en su sitio web, el mismo día en que finalmente se le dijo sí a la figura ofrecida desde Misiones "otro Doctorcito, pero de carne y hueso y de 3 años, se presentó aquí en Buenos Aires". Era un pequeño gravemente enfermo. Su familia llamó al sacerdote para asistirle en sus últimos momentos.
"No tenía estandarte, ni en su ropaje ornamentos dorados. Fue en la habitación de un hospital, al caer la tarde... Su familia lo despedía al pie de la cama rezando el rosario. Una enfermera junto a ellos también rezaba. Tremenda y triste postal de una familia dejando partir a este niño. Niño que al morir sanaba...".
La comunidad supo ver en este pequeño la presencia del Cristo Niño y ha acogido al Doctorcito con todo cariño, buscando imitar su dulzura, su cercanía, su compasión con los que sufren, especialmente los enfermos... estos rasgos del Doctorcito ya los había descubierto Rosa en sus días y ella misma buscó con todo afán encarnarlos en su propia vida. La verdadera devoción, finalmente, es la que nos lleva a imitar a Cristo... un Niño de Corazón abierto que así nos enseña cómo debe latir el nuestro.
"Divino Niño Jesús
que al hacerte hombre
quisiste sufrir y morir por los hombres
y alcanzar el triunfo sobre el pecado
con tu muerte y resurrección,
a ti acudo lleno de confianza,
pidiendo me concedas
la salud del alma y del cuerpo.
Remedia mis males y perdona mis pecados,
para que con todas mis fuerzas
te ame, sirva y sea útil para el prójimo.
Que sobrelleve con paciencia mis dolores
y los ofrezca como remedio
de todas las necesidades del mundo.
¡Que así sea!"
Es una imagen del Dulce Nombre de Jesús y su Sacratísimo Corazón, también conocido como el Doctorcito de santa Rosa. La imagen original, de la que escribí recientemente en otra entrada, está en la Basílica del Santísimo Rosario, del Convento de Santo Domingo, en Lima.
La comunidad de la Basílica de Santa Rosa de Buenos Aires se interesó recientemente por esta particular devoción de la santa limeña por el Niño Jesús y se puso en la búsqueda de una figura que lo representara con una edad de 3 o 4 años para que, de la misma forma que lo hace en Lima, saliera junto a santa Rosa a recorrer las calles durante las fiestas patronales del 30 de agosto.
Ya en tiempo de descuento para la fiesta y sin mucha perspectiva de hallar un Niño Doctorcito en Buenos Aires, por "sorpresa" -¡las cosas de Dios!- llegó un mensaje desde un taller de imágenes religiosas de la lejana provincia de Misiones, en el extremo noreste de Argentina, comunicando que tenían un Niño listo para viajar a la capital y quedarse en el santuario.
Pero algo más se sumó a la llegada del Doctorcito. Según cuenta la propia comunidad parroquial en su sitio web, el mismo día en que finalmente se le dijo sí a la figura ofrecida desde Misiones "otro Doctorcito, pero de carne y hueso y de 3 años, se presentó aquí en Buenos Aires". Era un pequeño gravemente enfermo. Su familia llamó al sacerdote para asistirle en sus últimos momentos.
"No tenía estandarte, ni en su ropaje ornamentos dorados. Fue en la habitación de un hospital, al caer la tarde... Su familia lo despedía al pie de la cama rezando el rosario. Una enfermera junto a ellos también rezaba. Tremenda y triste postal de una familia dejando partir a este niño. Niño que al morir sanaba...".
La comunidad supo ver en este pequeño la presencia del Cristo Niño y ha acogido al Doctorcito con todo cariño, buscando imitar su dulzura, su cercanía, su compasión con los que sufren, especialmente los enfermos... estos rasgos del Doctorcito ya los había descubierto Rosa en sus días y ella misma buscó con todo afán encarnarlos en su propia vida. La verdadera devoción, finalmente, es la que nos lleva a imitar a Cristo... un Niño de Corazón abierto que así nos enseña cómo debe latir el nuestro.
"Divino Niño Jesús
que al hacerte hombre
quisiste sufrir y morir por los hombres
y alcanzar el triunfo sobre el pecado
con tu muerte y resurrección,
a ti acudo lleno de confianza,
pidiendo me concedas
la salud del alma y del cuerpo.
Remedia mis males y perdona mis pecados,
para que con todas mis fuerzas
te ame, sirva y sea útil para el prójimo.
Que sobrelleve con paciencia mis dolores
y los ofrezca como remedio
de todas las necesidades del mundo.
¡Que así sea!"
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