Este pesebre me lo regalaron en diciembre de 2016 Carlota y Eukene, dos compañeras de trabajo.
Es una única pieza, pequeña, de cerámica, con forma de vasija que, en su centro, presenta las figuras de Jesús, María y José en estilo andino y con vivos colores.
Para mi este pesebre representa el valor del compañerismo.
Eukene y Carlota me regalaron este pesebre para darme ánimo en un momento especial... Como compañeras, estuvieron no solo atentas a mi necesidad de recibir apoyo sino también a descubrir qué era aquello que podía darme alegría y esperanza en ese momento.
Y para mi ambas actitudes -el estar atento a las necesidades de los demás y el preocuparse por conocer la personalidad y los intereses de quienes nos rodean- resumen bien el valor del compañerismo.
Hay muchas definiciones de compañerismo. Algunos lo definen como actitud, otros como relación amistosa, de colaboración y solidaridad entre compañeros. Los matices de la definición cambian según a qué ámbito se aplique, sea el escolar, sea laboral, por ejemplo.
En la Biblia hay un versículo del libro del Eclesiastés que destaca el valor del apoyo de un compañero de tareas, como alguien capaz de levantar al otro, que no dudará en redoblar su esfuerzo para compensar a su compañero en la caída: "Valen más dos juntos que uno solo, porque es mayor la recompensa del esfuerzo. Si caen, uno levanta a su compañero; pero ¡pobre del que está solo y se cae, sin tener a nadie que lo levante!" (Eclsiastés 4,9-10).
Ser compañero, buen compañero, es, a mi entender, ser conscientes de que en la barca de esta vida no navegamos solos, que vamos con otros que son pares nuestros... que muchas veces tenemos que remar juntos, pescar juntos... y esto significa compartir objetivos y esfuerzos... pero también saber estar atentos a las necesidades de esos pares, quienes, como nosotros, muchas veces sentirán cansancio, sed, desánimo... quienes muchas veces querrán encontrar en nosotros un oído atento para compartir inquietudes y alegrías... y también un corazón abierto a compartir con ellos las propias riquezas..
Es, en buena medida, actitud propia de quien en esta vida no se guarda para sí sino que se abre a los demás, al compartir, a la generosidad, a la solidaridad, a un caminar en compañía de otros...
"Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás".
Filipenses 2, 4
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