Este pesebre lo compré en diciembre de 2010 en la casa de souvenirs Los girasoles, en una galería del barrio de Caballito, en Buenos Aires.
Fabricado por una artesana local, este pesebre pequeño, hecho en porcelana fría, tiene de tres figuras (María, José y el Niño) de expresión tierna e inocente, montados sobre una rodaja de tronco y con un pequeño moño rojo.
Dicen que el lazo rojo, muy típico de la decoración navideña, significa el amor que une a los cristianos con Jesús como familia, simboliza el amor entre los propios cristianos y representa también el amor de Dios que envuelve a los hombres.
Existe una leyenda china que asegura que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento.
Según esa leyenda, este hilo rojo, que es invisible, conecta a quienes que están destinados a encontrarse en la vida, sin importar cuándo o dónde se produzca este encuentro. El hilo se puede estirar o contraer, incluso enredar, pero nunca romper.
Como cristianos, Dios Padre seguramente nos ha puesto un hilo rojo, como signo de que más temprano o más tarde, a través de vías incluso misteriosas, nos encontraremos con Jesús. La fe es un don, con moño rojo.
Fabricado por una artesana local, este pesebre pequeño, hecho en porcelana fría, tiene de tres figuras (María, José y el Niño) de expresión tierna e inocente, montados sobre una rodaja de tronco y con un pequeño moño rojo.
Dicen que el lazo rojo, muy típico de la decoración navideña, significa el amor que une a los cristianos con Jesús como familia, simboliza el amor entre los propios cristianos y representa también el amor de Dios que envuelve a los hombres.
Existe una leyenda china que asegura que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento.
Según esa leyenda, este hilo rojo, que es invisible, conecta a quienes que están destinados a encontrarse en la vida, sin importar cuándo o dónde se produzca este encuentro. El hilo se puede estirar o contraer, incluso enredar, pero nunca romper.
Como cristianos, Dios Padre seguramente nos ha puesto un hilo rojo, como signo de que más temprano o más tarde, a través de vías incluso misteriosas, nos encontraremos con Jesús. La fe es un don, con moño rojo.
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