Este pesebre me lo regaló en diciembre de 2016 mi amiga Annie, mi hermanita del alma. Es un cunero -un medallón para colgar de una cuna- de metal, con la imagen del pequeño Jesús que duerme bajo la mirada de María y José.
El cunero, que colgué en mi cama, vino con una tarjeta, donde mi amiga me explica el sentido de su regalo, unas palabras que se vuelven deseo y oración para mi y para quien quiera que lea esto...
"Querida amiga:
Cuando buscaba un regalo para vos en esta Navidad, me topé con esta imagen que me pareció muy dulce.
Al ver que era un cunero, al principio dudé, quizás no era lo más apropiado.
Después me di cuenta de que, en realidad, no hay nada más apropiado que un cunero porque, como dice nuestra amiga Teresita, "ser niño pequeño es reconocer la propia nada, esperar todo del buen Dios, como un niño pequeño lo espera todo de su padre, no inquietándose por nada" (carta a Celina, 23 de julio de 1893).
Por eso, amiga, te deseo que cada noche duermas en tu cuna, hamacada por el Buen Dios".
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