Este pesebre es una sola pieza pequeña de cerámica, en colores brillantes, con las figuras de José y María en adoración y el Niño...
Es de la marca Santini y lo compré en julio de 2015 en la santería del Santuario de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, en Buenos Aires.
Allí fuimos con mi familia a agradecer a la Virgen. Y me encontré con la Llena de Gracia dispuesta a dar a manos llenas las gracias que vienen de Dios.
La Virgen que dijo sí, que concibió y llevó en sí al Dios hecho Hombre, la que lo dio a luz y nos lo dio en Belén, la primera que lo contempló y lo adoró, la que lo cargó en brazos y lo alimentó, la que lo educó, la que lo alentó a la misión, la que lo siguió hasta la Cruz, la que fue atravesada en el corazón por la espada, la que recibió el cuerpo sacrificado de su Hijo, la que vio corrida la pesada piedra de aquel sepulcro, la que creyó y permaneció firme en la oracion... Ésta es la Llena de Gracia.
Y, precisamente, en la imagen de la Medalla Milagrosa, María es la Inmaculada, la Llena de Gracia desde su concepción."Me complazco en derramar mis gracias", afirma la Virgen en su primera aparición a santa Catalina Labouré, la noche del 18 al 19 de julio de 1830, en la capilla de la calle du Bac, en París.
En la segunda aparición, el 27 de noviembre de 1830, víspera del primer domingo de Adviento, Catalina ve anillos con piedras preciosas en las manos de la Virgen, tres en cada dedo, de los que salen rayos de luz.
"Son el símbolo de las gracias que yo derramo sobre los que me las piden", le explica la Virgen.
Sin embargo, Catalina nota que de algunos anillos no salen rayos.
"Estos diamantes de los que no salen rayos, son las gracias que dejan de pedirme", le dice María.
Es en esta visión que la Virgen pide a Catalina hacer acuñar la Medalla Milagrosa con su imagen y le asegura que quienes la lleven recibirán abundantes gracias.
Poderosa en el Corazón de Dios, María intercede y distribuye gracias a manos llenas. Deseosa de dar, aún hay quien no le pide...
Santa Catalina volvió a ver a la Virgen por tercera vez en diciembre de 1830. En el fondo de su corazón escuchó: "Estos rayos son el símbolo de las gracias que la Santísima Virgen consigue para quienes se las piden".
En esta tercera visión el sitio donde se le aparece la Virgen dentro de la capilla es diferente: aparece junto al sagrario y los rayos que salen de sus manos inundan el tabernáculo. María señala la Eucaristía, la mayor gracia que podemos recibir.
María conduce a Jesús, nos señala a Jesús... La Llena de gracias nos quiere dar a Jesús. Como en el pesebre, como en cada altar, como en cada sagrario.
"¡Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!" |
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