Ir al contenido principal

#166 Cirio




Este pesebre lo compré en diciembre de 2014 en la librería Don Bosco, de Buenos Aires.
Es de la marca Domine y está hecho en resina, con una cavidad en la parte superior para colocar una pequeña vela.
La pieza en sí misma simula ser un cirio blanco, que en la parte inferior presenta la figura del Niño Jesús adorado por los tres Reyes.
Jesús es la Luz que nace en la cerrada noche de la humanidad. Tal como le ocurrió a los Magos, su luz brilla con mayor intensidad a medida que nos acercamos a Él, que dejamos que Él nazca y anide en nuestros corazones...
Esto queda hermosamente representado en el símbolo de la corona de Adviento, formada por cuatro velas que se van encendiendo y acrecentando el resplandor a medida que se acerca la Navidad y por una quinta, de color blanco, que se prende en la liturgia de la Nochebuena.
Entonces la intensidad de la luz es plena: la gloria del Dios con nosotros... Y todo ese resplandor que brilla en la oscuridad que hasta entonces nos rodeaba se hace puente con la luz del cirio pascual, que representa a Cristo resucitado, la Luz que ha vencido las tinieblas.
El cirio, la luz, une así dos misterios, el de la encarnación y el de la resurrección de Jesús, quien, como ha cantado Zacarías, es el "sol" nacido de lo alto que ha venido a nosotros "para iluminar a los que viven en tiniebla y en sombra de muerte" (Lucas 1).


"Yo soy la luz del mundo, quien me siga no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida".
Juan 8,12

Comentarios

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi...

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be...

#277 En la barquilla

Este pesebre me lo regaló en octubre de 2019 mi amiga Paula Molinari. Lo trajo de Jujuy, en el noroeste de Argentina, y es una única pieza de cerámica, en estilo andino. Las figuras de José, María y el Niño están dentro de una canoa de totoras -o caballito de totora, como se la denomina popularmente-, una embarcación típica de los pueblos originarios del lago Titicaca, en la frontera entre Bolivia y Perú. ¿Qué hace el Niño Jesús durmiendo en una barca? Santa Teresa de Lisieux utilizaba muchas veces esta imagen para hablar de la silenciosa presencia de Jesús en su alma, a veces tan sigiloso que parece dormir, incluso en medio de la tempestad, como lo hizo en la barca de los apóstoles. En sus diversos escritos, Teresita habla muchas veces de sí misma como una barquilla, una navecilla, un "frágil esquife". Por fe, sabe que Jesús va en su barca, que es el "piloto divino" quien marca el rumbo de su vida y la conduce a la ribera deseada, aunque a veces la travesía no es...