Este Niñito lo compré en agosto de 2014 en la santería Santa María Novella, de Buenos Aires.
Está hecho en cerámica, pintado en colores terrosos, lo que acompaña la imagen de calidez y serenidad que inspira la pieza: el pequeño Jesús dormido, recostado en su cunita, mientras una pequeña oveja vela por su dulce sueño.
¿Quién pudiera volverse pesebre para acunar a este Niño? Comparto estas palabras de alguien que hace oración de este deseo...
"Si fuese parte de un pesebre viviente, quisiera ser cunita.
Un montoncito de heno, pobre, silencioso, acallado, que no fuera más que un colchón improvisado, pero amable...
Entonces, desde mi pobreza y mi silencio, me sería dado el servir al Dios hecho Hombre.
Le abrazaría, sin pretensión.
Le besaría tan delicadamente la nuca que ni se daría cuenta de que estuviera robándole su olorcito a vainilla y miel.
Y de Él tomaría también prestado el calor de su piel suavecita para ver si así disimulase mi falta de abrigo...
Me mecería para bailar secretamente con mi Niño, quien con una sonrisa clausuraría el llanto y al sueño se entregaría.
Y cuando la Virgencita le cargare en brazos para ya no regresar, del servicio pasaría a la ofrenda.
Sería para los animales alimento con sabor a Su trigo...
O sería arrojado al fuego para dar calor al pastor... Y en ese holocausto brotaría de mi Su aroma cual incienso.
Triturado. Ardiendo. ¡Y qué feliz de que en mí se recostara el mismo Dios!"
Comentarios
Publicar un comentario