Ir al contenido principal

#220 Coronada de estrellas


Este pesebre me lo regaló mi papá en mayo de 2017. Fue comprado en la librería Nuestra Señora del Carmelo, en Buenos Aires, pero es original de Filipinas.
Está hecho con materiales diversos, como madera, tela, fibra vegetal y metal, y las imágenes son de estilo clásico.
De este conjunto -delicado, sencillo, armonioso-, me cautiva la figura de la Virgen. Aparece realzada por una aureola de piedras resplandecientes, una corona de estrellas... mientras Ella, humildísima, se postra, se abaja, se inclina sobre su Jesús, el Hijo de Dios.
La coronada de estrellas es la Virgen del pesebre. Es María, quien en tantísimas de sus advocaciones es representada rodeada por estrellas.
Es una imagen que recuerda a la "mujer vestida de sol" de Apocalipsis, un pasaje que se lee en la liturgia de la Palabra correspondiente a la solemnidad de la Asunción de la Virgen María: "Se abrió en el cielo el santuario de Dios y en su santuario apareció el arca de su alianza. Después apareció una figura portentosa en el cielo: Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas. Apareció otra señal en el cielo: Un enorme dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en las cabezas. Con la cola barrió del cielo un tercio de las estrellas, arrojándolas a la tierra. El dragón estaba enfrente de la mujer que iba a dar a luz, dispuesto a tragarse el niño en cuanto naciera. Dio a luz un varón, destinado a gobernar con vara de hierro a los pueblos. Arrebataron al niño y lo llevaron junto al trono de Dios. La mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar reservado por Dios. Se oyó una gran voz en el cielo: «Ahora se estableció la salud y el poderío, y el reinado de nuestro Dios, y la potestad de su Cristo»" (Apocalipsis 11,19a;12,1.3-6a.10ab).
Es cierto que muchos ven en las doce estrellas de la corona de la "mujer vestida de sol" una imagen de los doce apóstoles.
Pero hay otras interpretaciones, como la de san Bernardo de Claraval, que entiende estas doce estrellas como las doce "prerrogativas" o gracias con las que la Virgen ha sido distinguida en modo singular.
Para el santo abad, las doce estrellas con que la real diadema de María resplandece sobre todos pueden agruparse en prerrogativas del cielo, prerrogativas del cuerpo y prerrogativas del corazón.
Las enumera así san Bernardo: "Para mí brilla un singular resplandor, primero, en la generación de María; segundo en la salutación del ángel; tercero, en la venida del Espíritu Santo sobre ella; cuarto, en la indecible concepción del Hijo de Dios. Así, en estas mismas cosas también resplandece un soberano honor, por haber sido ella la primiceria de la virginidad , por haber sido fecunda sin corrupción, por haber estado encinta sin opresión, por haber dado a luz sin dolor. No menos también con un especial resplandor brillan en María la mansedumbre del pudor, la devoción de la humildad, de magnanimidad de la fe, el martirio del corazón".
Son todas "estrellas" que, como los misterios del Rosario, nos invitan a meditar, una a una, en estas gracias de la Virgen, Reina del Cielo, y, particularmente, a aprender de su mansedumbre y humildad... ¡Cuánto más brilla y resplandece su corona en la sencillez y la pobreza del pesebre!



Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi...

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be...

#277 En la barquilla

Este pesebre me lo regaló en octubre de 2019 mi amiga Paula Molinari. Lo trajo de Jujuy, en el noroeste de Argentina, y es una única pieza de cerámica, en estilo andino. Las figuras de José, María y el Niño están dentro de una canoa de totoras -o caballito de totora, como se la denomina popularmente-, una embarcación típica de los pueblos originarios del lago Titicaca, en la frontera entre Bolivia y Perú. ¿Qué hace el Niño Jesús durmiendo en una barca? Santa Teresa de Lisieux utilizaba muchas veces esta imagen para hablar de la silenciosa presencia de Jesús en su alma, a veces tan sigiloso que parece dormir, incluso en medio de la tempestad, como lo hizo en la barca de los apóstoles. En sus diversos escritos, Teresita habla muchas veces de sí misma como una barquilla, una navecilla, un "frágil esquife". Por fe, sabe que Jesús va en su barca, que es el "piloto divino" quien marca el rumbo de su vida y la conduce a la ribera deseada, aunque a veces la travesía no es...