El tabernáculo no es muy grande. Está sobre un pedestal muy sencillo, a un costado del altar. Está dispuesto de tal modo que, si uno se acerca con delicadeza, se pueden abrir las puertas frontales y dejarlas abiertas para poder adorar al Santísimo, expuesto en una custodia, tras un vidrio.
En las puertas frontales se pueden ver imágenes de un ángel anunciando a los pastores el nacimiento de Jesús y de otro guiando a los magos de Oriente hacia el pesebre. Ambas imágenes, cuando el sagrario está abierto, miran hacia el centro, donde está Jesús, Vivo y Verdadero.
Cuando vi la hermosura de este sitio de adoración, donde Jesús está presente como en Belén, me acerqué para observar más de cerca... Descubrí que los laterales y la puerta por detrás, que custodia la reserva, también tienen imágenes relativas al nacimiento de Jesús. Uno de los laterales muestran a los tres magos de camino a Belén. El otro lateral presenta a un ángel anunciando el nacimiento a dos pastores. Y la puerta de atrás exhibe una escena muy tierna, del Niño Jesús, en el regazo de María, siendo alimentado en el pesebre.
Poco después me enteré de que todas estas imágenes corresponden a pinturas de Bradi Barth (1922-2007), una artista suiza, pero que vivió la mayor parte de su vida en Bélgica y que se distinguió por la belleza de sus obras sobre motivos religiosos.
Es un sitio de adoración precioso. Muy sencillo y silencioso. Con Jesús Vivo y Verdadero. Como en Belén, pero aquí y ahora.
Y, más allá de la belleza artística que pueda o no tener, cada sagrario, cada altar donde Jesús Eucaristía esta presente es nuestro Belén.
"Mi belén es el altar:
no hay cueva, sí sacramento,
besa y come tu alimento,
adórale hasta llorar,
que adorar es puro amar.
Como María y José
a mi Dios adoraré:
Salve, Cuerpo, aquí escondido,
Salve, amor, de Dios ungido,
Salve, Misterio de fe".
"Ave Verum Corpus", de Rufino María Grández, sacerdote capuchino, en "Cantad Eucaristía".
Comentarios
Publicar un comentario