Este pesebre me lo regaló en marzo de 2015 mi mamá, que lo compró en la librería Don Bosco, de Buenos Aires.
Es de resina, de la marca Domine, y tiene la forma de un antiguo papiro, donde se presenta la imagen en relieve de la Sagrada Familia y debajo construcciones típicas de Belén.
Este pesebre representa el cumplimiento en Jesús de las promesas hechas por el Padre a su pueblo elegido y plasmadas en el Antiguo Testamento. Las Escrituras "hablan de mi", dice Jesús (Juan 5,39).
Una de las profecías mesiánicas que más me llaman la atención es la de Miqueas.
Setecientos años antes del nacimiento de Jesús, este profeta miró más allá de su tiempo y anunció que de Belén habría de salir quien un día apacentaría al pueblo de Israel: "Pero tú, Belén de Efrata, pequeño entre los pueblos de Judá, de ti sacaré el que ha de ser jefe de Israel: su origen es antiguo, de tiempo inmemorial. Por eso el Señor los abandonará hasta que la madre dé a luz y el resto de los hermanos vuelva a los israelitas. De pie pastoreará con la autoridad del Señor, en nombre de la majestad del Señor, su Dios; y habitarán tranquilos, cuando su autoridad se extienda hasta los confines de la tierra" (Miqueas 5, 1-3).
Esta profecía se menciona luego en el Evangelio según san Mateo. Cuando los magos de Oriente, siguiendo la estrella, se presentaron ante el rey Herodes, en Jerusalén, preguntando dónde estaba el rey de los judíos recién nacido, Herodes, temeroso de perder su poder, convocó a los sumos sacerdotes y letrados del pueblo y les preguntó en qué lugar debía nacer el Mesías.
Entonces, ellos le contestaron, recordando la profecía de Miqueas: "En Belén de Judea, como está escrito por el profeta: 'Tú, Belén, en territorio de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe, el pastor de mi pueblo, Israel'" (Mateo 2, 5-6).
Tan solo en la quincena de versículos que sigue a esta cita del Evangelio otras tres profecías del Antiguo Testamento, aquello que estaba escrito, se cumplen a partir del nacimiento de Jesús....
La profecía de Miqueas vuelve a aparecer en el Evangelio según san Juan. En el capítulo 7 se presentan las controversias en torno a quién es realmente Jesús. Unos comentan que es un profeta, otros se preguntan si es un impostor, otros dudan sobre si es el Mesías...
Algunos supuestos expertos en las antiguas escrituras creían conocer el origen de Jesús, ya que había crecido en Galilea, ignorando en realidad su lugar de nacimiento. Entonces se jactaban de su -erróneo- conocimiento, tratando de ignorantes a los que sí creían en Jesús: "¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de David?" (Juan 7, 41-42).
¡La confusión de los "sabios"!
La profecía de Miqueas sobre el nacimiento del Mesías en Belén nos habla de muchas cosas... De la predilección de Dios por mostrar su gloria en lo pequeño, incluso en sitios pequeños, como Belén.. De la fidelidad de las promesas de Dios, aunque parezcan lejanas o imposibles... Y de que debemos pedir a Dios ojos de fe y verdadera sabiduría para acercarnos a su Palabra, a lo que está escrito, porque allí hay promesas para nosotros que se cumplirán, y corazón humilde para no aferrarnos a lo que creemos saber y en realidad no es la verdad de Dios...
Para los necios "sabios de este mundo" Jesús era un pobre galileo... pero quien en verdad era "estaba escrito", solo que su ceguera nos les permitió leer bien... ¡incluso que nació en Belén!
Comentarios
Publicar un comentario