El 60 a Belén

Este pesebre me lo regalaron en diciembre de 2011 y desconozco su origen. Las figuras de la Sagrada Familia son de estilo tradicional, muy pequeñas, en metal tipo peltre. Están montadas dentro de una caja plástica transparente. La caja parece un típico cofre para un anillo, tal vez una alianza de compromiso. Al abrirlo no hay un anillo pero sí un pesebre. Y esto sí tiene que ver con una alianza, la de Dios con nosotros, la Nueva Alianza, que comenzó a hacerse vida con el sí de María, se abrió paso con el nacimiento de Jesús y se selló con la muerte y la resurrección de Cristo.

Este pesebre me lo regaló papá, quien lo compró en noviembre de 2912 en una tienda del barrio de Once, en Buenos Aires. El pesebre es de cerámica, de diez piezas de tamaño pequeño: José, María, el Niño, los tres reyes, un pastor, el ángel, una vaquita y una ovejita. Las fuguras son algo trapezoides, con nariz redonda sobresaliente. Y las figuras masculinas -a excepción de Jesús, ¡claro!- tienen prominentes barbas blancas.... ¡Qué pinchazos se habrá ligado el Niñito! Así lo canta este simpático villancico: "San José al niño Jesús un beso le dio en la cara. Y el niño Jesús le dijo: 'Que me pinchas con las barbas'. Pastores venid, pastores llegad. Adorar al niño que ha nacido ya. Oiga usted, señor José, no le arrime usted la cara que se va a asustar el niño con estas barbas tan largas. Las barbas de san José el niñito acariciaba y el santo le sonreía cuando de ellas le tiraba."

Este pesebre me lo regaló mamá, quien lo compró en la santería Santa María Novella, de Buenos Aires, en noviembre de 2012. Es una única pieza, con las figuras tradicionales de José, María y el Niño, con una expresión aniñada. Hay una ovejita, la estrella de Belén y una palmera detrás. También un farol. El farol es símbolo de luz, luz que viene del interior. Jesús es la Luz. Y esta Luz vino al mundo en Navidad. "Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino , y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios...", dice san Juan en su Evangelio. ¡Qué sepamos recibir esta Luz y dejarnos iluminar por ella!

Este pesebre lo compré en noviembre de 2012 en la Feria de las Naciones, en Buenos Aires. Tiene cinco piezas en miniatura, en cerámica, pinadas en vivos colores. Sobre una alfombrita, están las figuras de José, María y el Niño, con rasgos indígenas. Hay además un burrito y una vaquita. José y María parecen asomarse tímidamente detrás de unas colchitas. ¿A qué se asoman? Al misterio del nacimiento de Jesús. Asomarse a este misterio requiere de una mirada nueva, pura. Silenciosa. Contemplativa. Es dejarse anonadar ante este Dios hecho hombre, hecho pequeñez, y abandonarse una y otra vez en esta mirada contemplativa...

Este pesebre lo compré en una tienda de antigüedades del barrio de Almagro, en Buenos Aires, en septiembre de 2012. Es todo un misterio porque no sé dónde ni cuándo fue hecho. La vendedora tampoco pudo darme pistas de quiénes fueron sus dueños... Solo sé que realmente fue usado porque el conjunto, de diez piezas en yeso con figuras de estilo clásico, presenta varios signos de deterioro. La pintura, un esmalte de vivos colore, está saltada en varios sitios, producto evidente de su uso. Podría restaurarlo pero me parece que es un lindo signo que haya sido tan usado por alguien. El resto es imaginación: ¿lo habrán armado en un hogar? ¿Lo trajeron de otro país? ¿Lo usaron niños? ¿Cómo habrán sido las Navidades de los dueños originales de este pesebre? ¿Qué les inspiraría este pesebre? ¿Cómo y por qué este pesebre terminó en una tienda de antigüedades? Las respuestas son pura especulación mía, que tengo cada vez que miro este bello pesebre. A quienes quieran que hayan sido sus dueño

Este pesebre lo compré en la ciudad argentina de Mar del Plata, en julio de 2012, en Eclipse, una tienda de regalos artesanales. Es de una sola pieza, muy pequeño, de cerámica. Es una especie de vasija recortada con la imagen de la Sagrada Familia en figuras de estilo andino. Esta pequeña pieza es para colgar, por eso tiene un hilo... El hilo es un elemento simbólico presente en culturas muy diversas desde la antigüedad. Entre otras cosas, el hilo simboliza la conexión esencial. Hilar, asimismo, representa la acción de crear y mantener la vida. Me gusta ver al pesebre desde este plano. Dios Padre "hiló" el nacimiento de Jesús como acto creador de Vida. Y el pesebre es en sí mismo un "hilo" que nos conecta con este misterio grande de la encarnación, un misterio que nos "ata" para siempre a Cristo...

Este pesebre hecho en China lo compré en un negocio de cotillón y papelería en la avenida Medrano, en el barrio de Almagro, de Buenos Aires. Está hecho en cartón, con figuras planas en colores ocres, dorados y azules. El cartón jugó un rol importante en la historia de los pesebres. Antes de la incorporación más masiva de los pesebres en los hogares cristianos, el cartón pintado fue el material utilizado en el siglo XVIII, en Europa, para la confección de pesebres de carácter escenográfico, con figuras recortadas, como parte del denominado teatro litúrgico.

Este pesebre me lo regaló en diciembre de 2011 mi gran amiga Annie Calzia, que lo compró en la santería de la parroquia de la Medalla Milagrosa, de Buenos Aires. Es de tamaño pequeño, con las figuras en colores pasteles de José y María, con el Niño en brazos, y un pajarito, sobre una rodaja de tronquito. Por detrás, destaca una estrella de color amarillo. En un primer nivel de correspondencia simbólica, el amarillo está ligado al Sol y, por tanto, a lo divino y a la luz. Para algunas culturas, como la hindú, el amarillo es además símbolo de alegría y festividad. ¡Hermoso color para sumar a la paleta navideña!

Este pesebre me lo regalaron papá y mamá, quienes lo compraron en una tienda Falabella, de Buenos Aires, en diciembre de 2011. De origen chino, este pesebre de cerámica tiene nueve piezas de tamaño grande, en vivos colores y con rasgos aniñados y alegres. Me llaman la atención las miradas de cada figura, todas transparentes y muy directas, aunque en distintas direcciones. Unos miran al cielo, los animales parecen mirarme a mi y la Virgen da la sensación de que mira a alguna persona que está allí mismo, contemplando la escena, tal un pastor... Todos miran a algo o alguien, pero en silencio. Son miradas tiernas, contemplativas, serenas. ¡Qué Dios nos regale esta mirada transparente y de paz!

Este pesebre lo compré en octubre de 2011 en la feria de Mataderos, de Buenos Aires, en el puesto del artesano César Cayavillca. Se trata de un única pieza , en cerámica, con las figurad de María, Jesús y el Niño con rasgos andinos y de dos ovejitas dentro de una llama, en colores terracotas y ocres. Si Jesús hubiera nacido en nuestros Andes, en vez de en Belén, seguramente le hubiera dado algo calor con su suave lana una llamita, como la de este villancico, del Taller Calahuala, de Chile: "Ya parió la llamita, una cria pequeña, Ya parió la llamita, una cria pequeña, que se vaya pal monte mami ruego con ella, que se vaya pal monte mami ruego con ella. Lleva mi ruego a las estrellas, y con ella mi pena, Lleva mi ruego a las estrellas, y con ella mi pena. Al carro voy chaguales, y aceitunas también, Al carro voy chaguales, y aceitunas también, yo le traigo a mi niño, pa que se porte bien, yo le traigo a mi niño, pa que se porte bien. Lleva mi ruego a las estr

Éste es un pequeño Niño Jesús de plástico blanco fosfoescente (se ilumina en la oscuridad), con una aureola dorada. Me lo regaló mi ahijado Tommy, en diciembre de 2011. Estábamos en la misa del Día de la Inmaculada y al final le regalaron un Niñito a cada uno de los chicos presentes. Tommy fue hasta el altar a buscar su Niñito con su hermanito, Juachi, a quien le dieron otro. Cuando volvió, Tommy me extendió la mano con su Niñito y me dijo: "Tía, tomá, es para vos. Nosotros ya tenemos uno". Su gesto me emocionó. Fue una hermosa y espontánea muestra de generosidad, un valor muy presente en el pesebre, con Jesús que se nos da generosamente como don. ¡Gracias por tu gesto y tu enseñanza, Tommy!

Este pesebre lo compré en septiembre de 2011 en Piedras Blancas, cerca de Merlo, en la central provincia argentina de San Luis, en la casa de artesanías Minerva Leyes. Está hecho con una calabaza. Por fuera, simula ser una lechuza. Por dentro, es un pesebre de estilo peruano, con figuras en colores vivos y brillantes, y detalle de paja en el "techo" del nacimiento. Por su capacidad para ver en la oscuridad y su postura reflexiva, la lechuza es símbolo de la sabiduría, una sabiduría que se impone ante la oscuridad. Jesús se maravilla porque Dios ha revelado su sabiduría a los humildes. Y esta revelación también se dio en el nacimiento de Jesús, anunciada por los ángeles a los sencillos pastores del lugar. Este pesebre es una buena síntesis de esa revelación: sabiduría verdadera guardada en el corazón de personas sencillas...

Este pesebre lo compré en septiembre de 2022 en en pueblo de Villa Larca, cerca de Merlo, en la central provincia argentina de San Luis, en el taller de alfarería Madre Tierra, de los artesanos Dalia y Antonio Migliozzi. Esta pieza en particular la hizo Dalia, una colombiana que desde hace años vive en Argentina y que allí mismo en su taller, me contó cómo realiza su trabajo. El pesebre está hecho en barro cocido, a partir de una matriz, y luego apenas tonalizado con un color tierra más fuerte. La pieza es para colgar y presenta las figuras de la Sagrada Familia en relieve, de líneas modernas y envolventes, sobre una base de forma triangular. El triángulo con el vértice hacia arriba simboliza el impulso ascendente hacia lo superior. Es asimismo símbolo de la Trinidad, presente plenamente en el misterio de la Navidad.

Este pesebre, hecho en Argentina, me lo regalaron en diciembre de 2010 y fue comprado en la librería San Pablo, de Buenos Aires. Se trata de una imagen del pesebre impresa en colores en un cerámico esmaltado, con la leyenda “Dios es ternura. Qué bueno es estar con vos”. Es una imagen realmente tierna. María y José no "posan para la foto" como ocurre en algunos pesebres. Por el contrario: están abstraídos por la presencia de Jesús, a quien miran con ternura. No podemos ver claramente el rostro del Niño, pero parece dormido, irradiando una profunda paz, esa paz que solo viene de Dios. Por eso, seguramente María y José piensan: "Qué bueno es estar con vos"...

Este pesebre me lo regalaron en diciembre de 2010, fue comprado en la librería San Pablo, de Buenos Aires, y fabricado en Mariápolis, Argentina. Es un pesebre de colgar, de una sola pieza, con el perfil de la Sagrada Familia calado en madera balsa. La madera balsa proviene del balso, un árbol que crece en la selva subtropical de Centro y Sudamérica, aunque su mayor desarrollo se da en Ecuador. Ésta es la madera más ligera que se conoce, incluso es más liviana que el corcho. Que un pesebre esté hecho de este material tiene realmente mucho sentido. Fue Jesús quien dijo: "Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados y yo los alivié. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón y así encontrarán alivio, porque mi yugo es suave y mi carga liviana". Jesús alivia nuestra carga, la hace liviana, ligera como la madera balsa.

Se supone que, como madrina, mi misión es ayudar a mi ahijado en su camino en la vida cristiana... ¡Pero qué pocas veces pensamos este vínculo al revés! Una vez, visitando a mi ahijado Tommy y a su hermanito, Juachi -que también es mi ahijado del corazón...-, vi un pesebre que me cautivó. Lo había hecho Tommy en el cole, con sus propias manos. Como una niña, exclamé: "¡Quiero tenerlo! ¡Por favor, regalámelo!". Pobrecito, con sus 6 años, no sabía qué decirme. Y yo insistía... Al ver la escena, su mamá, Annie -mi amiga del alma-, se apiadó de ambos y le propuso a Tommy hacer otro pesebre para mí. Así fue que llegó a mi colección esta pieza, que es uno de mis tesoros. El pesebre tiene las figuras de José, María y el Niño y de la estrella de Belén en porcelana fría, pintadas en vivos colores. Están dispuestas de de perfil, montadas sobre una madera. Cada vez que veo este pesebre pienso en Tommy, en el honor de ser su madrina, en la responsabilidad que implica y en mi deseo

Recibí este pesebre como regalo de Navidad en 2010. Lo compró papá en una tienda del barrio de Once, en Buenos Aires. Tiene trece piezas de cerámica en vivos colores. Las figuras tienen expresión aniñada, inocente, incluso tímida. Niños que rodean al Niño. Jesús puso Él mismo a un niño en el centro de la escena cuando sus discípulos le preguntaron quién era el más grande en el Reino de los Cielos. Dice el Evangelio de Mateo que entonces "Jesús llamó a un niñito, lo colocó en medio de los discípulos y declaró: 'En verdad les digo: si no cambian y no llegan a ser como niños, nunca entrarán en el Reino de los Cielos. El que se haga pequeño como este niño, ése será el más grande en el Reino de los Cielos. Y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe'". Hacerse como niños... como las figuras de este pesebre. ¡Qué bueno es contemplar el misterio del nacimiento de Jesús con ojos de niños!

Este pesebre lo compré en diciembre de 2010 en la tienda Zaf, en la avenida Córdoba, de Buenos Aires. Desconozco su lugar de origen. Es de una sola pieza, hecha en resina, que simula ser media piña de pino, con las figuras de José y de la Virgen arrodillada con el Niño en brazos, en un color marfil preponderante y con toques de azul, verde, ocre y dorado. Las expresiones de José y María son muy particulares. Transmiten no solo alegría sino fundamentalmente tranquilidad, confianza. Optimismo. Parecen decir con sus rostros que "está todo bien". Incluso me da la sensación de que José hace el gesto del pulgar arriba... ¿Cuál es la fuente de este optimismo? El nacimiento de Jesús, claro está. Leí por allí dos conceptos que quiero compartirles: -"El optimismo es la tarjeta de identificación del cristiano". -"Esperanza es el nombre cristiano del optimismo". Somos optimistas porque tenemos la certeza de que Jesús nació para traernos Salvación. Y ésta es nu

Este pesebre lo compré en diciembre de 2010 en la casa de souvenirs Los girasoles, en una galería del barrio de Caballito, en Buenos Aires. Fabricado por una artesana local, este pesebre pequeño, hecho en porcelana fría, tiene de tres figuras (María, José y el Niño) de expresión tierna e inocente, montados sobre una rodaja de tronco y con un pequeño moño rojo. Dicen que el lazo rojo, muy típico de la decoración navideña, significa el amor que une a los cristianos con Jesús como familia, simboliza el amor entre los propios cristianos y representa también el amor de Dios que envuelve a los hombres. Existe una leyenda china que asegura que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento. Según esa leyenda, este hilo rojo, que es invisible, conecta a quienes que están destinados a encontrarse en la vida, sin importar cuándo o dónde se produzca este encuentro. El hilo se puede estirar o contraer, incluso enre

Este pesebre lo compré en Roma, en una tienda de artesanías cerca del Panteón, el 6 de mayo de 2010. Fabricado en Murano, en la región del Véneto, este pesebre de cristal presenta las figuras de la Sagrada Familia dentro de esfera de cristal transparente, con dorado a la hoja, con una estrella de Belén y un cordón para colgar. La pieza, en su conjunto, brilla por sus destellos dorados. Parece un pequeño sol. La Navidad está emparentada, desde el calendario, con a fiesta del Sol Invictus, del dios Sol, una celebración en el día más corto en el hemisferio norte que fue muy popular entre los antiguos romanos, que para esta fecha decoraban sus casas con ramas verdes, montaban desfiles públicos, hacían comidas especiales y hasta intercambiaban regalos. La fiesta del "nacimiento del Sol inconquistado" (o invicto) se celebraba del 22 al 25 de diciembre, cuando la luz solar comenzaba a perdurar cada día más pasado el solsticio de invierno. Los cristianos del siglo IV tomaron esa

A este Niñito Jesús lo compré el 4 de mayo de 2010 en Roma, en una santería de una de las calles laterales al Vaticano. Apenas lo vi, me pareció precioso. Es de cerámica. Jesús tiene un pañal blanco y aureola dorada. El rasgo saliente es que está sentado, chupándose el dedo índice y mirando hacia arriba... Es pura dulzura, pura inocencia. Investigando si había imágenes similares, encontré un Niño que también se chupa el dedo, aunque en brazos de María. Se trata de la imagen de la Virgen del Voto, esculpida por el artista francés Félix Lecomte (1737-1817) para la catedral de Rouen, Francia, y que se caracteriza por que el niño Jesús chupa su dedo índice. Según algunos expertos, Lecomte pudo haberse inspirado Para su creación en la imagen de la Virgen de Valmont, una estatuilla de marfil de finales del siglo XV. De acuerdo a s descripción, el peculiar gesto del Niño que pone dos dedos en su boca "corresponde a la necesidad de acercar el mundo de los hombres al de Dios, de hacer m

Este pesebre lo compré en un puesto callejero del pueblo nubio cerca de la ciudad de Aswan, en la ribera del Nilo, en Egipto, el 29 de abril de 2010. Es una sola pieza, en barro, pintado a mano con colores pasteles y azul, con las figuras del Niño, la Virgen, José, un rey mago y un animalito. Se nota que lefaltan algunas figuras y que es bastante rústico, pero no me importó. Creó que valió la pena sumarlo a mi colección teniendo en cuenta su procedencia. Hoy parte de Egipto, en la antigüedad Nubia fue un reino independiente hasta que fue conquistado por los egipcios. Como los judíos, los nubios fueron esclavizados por los egipcios. Los nubios se convirtieron al cristianismo hacia el siglo IV y por siglos contuvieron el avance árabe en esa región de África. Actualmente los nubios que viven en los poblados cercanos a Aswan se dedican principalmente al turismo. Reciben a los visitantes en sus pintorescas casas blancas, ofrecen té, muestran sus pichones de caimanes y venden artesanías

Este pesebre también me lo regaló en marzo de 2010 mi amiga Daniela Vulcano, que lo trajo de la norteña provincia argentina de Salta. Está compuesto por siete piezas en cerámica, con figuras de rasgos indígenas, en vivos colores. En el noroeste argentino existe una tradición religiosa muy antigua, el misachico. También llamado "misa pequeña", "misa desparramada", "missachicuy" o "procesión de los cerros", el misachico es una procesión organizada por una familia o una pequeña comunidad. En el noroeste argentino, en particular en la puna, los cerros y los valles, es muy usual que en los hogares haya una imagen de Cristo, de una advocación de la Virgen o de un santo y que en su día la familia y sus allegados lleven esta imagen en procesión hasta la iglesia más cercana, un recorrido que puede durar horas o días, dependiendo de las distancias a transitar. Para la procesión, la imagen es adornada con puntillas, cintas de colores y flores naturales