Éste es el pesebre de nuestra comunidad parroquial de San Carlos y Basílica de María Auxiliadora, de Buenos Aires, para el Adviento y la Navidad de 2025.
Las figuras son unas hermosas tallas de madera que en esta ocasión están delicadamente rodeadas de varas de mimbre.
El mimbre es una fibra natural utilizada desde la antigüedad para crear muebles, cestas y otros objetos o utensilios de uso cotidiano.
Sus varas son flexibles y, a la vez, resistentes.
Una vara aislada sirve de poco. El mimbre se trenza o se teje para crear y dar forma a algo. La trama resultante tiene la capacidad de ser lo suficientemente cerrada como para contener algo y lo suficientemente abierta como para dejar pasar un poco de luz, aire o agua, según sea la utilidad del objeto creado -abanicar, colar un líquido, conservar granos, frutas o pan...-.
Estas varas alrededor del Niño de Belén son una linda imagen de lo que estamos llamados a ser como comunidad parroquial: un entramado de varas muy sencillas, una diferente a la otra, flexibles y resistentes, dispuestas a cambiar o dar algo de sí para enlazarse unas con otras, para así formar juntas forman un tejido común, una trama capaz de conservar en su centro al Pan de Vida, que es Jesús.
Una gran cesta que deja traspasar por sus endijas la frescura del Espíritu y la luz de la Palabra.
Una comunidad que guarda como un tesoro, sin que se pierda nada, el milagro cotidiano de los dones que el Señor multiplica, no para retenerlos para sí sino para repartirlos, dentro, a las puertas, en el barrio y más allá de nuestras fronteras.
¡Feliz Navidad!
Las figuras son unas hermosas tallas de madera que en esta ocasión están delicadamente rodeadas de varas de mimbre.
El mimbre es una fibra natural utilizada desde la antigüedad para crear muebles, cestas y otros objetos o utensilios de uso cotidiano.
Sus varas son flexibles y, a la vez, resistentes.
Una vara aislada sirve de poco. El mimbre se trenza o se teje para crear y dar forma a algo. La trama resultante tiene la capacidad de ser lo suficientemente cerrada como para contener algo y lo suficientemente abierta como para dejar pasar un poco de luz, aire o agua, según sea la utilidad del objeto creado -abanicar, colar un líquido, conservar granos, frutas o pan...-.
Estas varas alrededor del Niño de Belén son una linda imagen de lo que estamos llamados a ser como comunidad parroquial: un entramado de varas muy sencillas, una diferente a la otra, flexibles y resistentes, dispuestas a cambiar o dar algo de sí para enlazarse unas con otras, para así formar juntas forman un tejido común, una trama capaz de conservar en su centro al Pan de Vida, que es Jesús.
Una gran cesta que deja traspasar por sus endijas la frescura del Espíritu y la luz de la Palabra.
Una comunidad que guarda como un tesoro, sin que se pierda nada, el milagro cotidiano de los dones que el Señor multiplica, no para retenerlos para sí sino para repartirlos, dentro, a las puertas, en el barrio y más allá de nuestras fronteras.
¡Feliz Navidad!

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