Este pesebre me lo regalaron en febrero de 2017 las encantadoras Teresa y Susana Gargiulo, dueñas de " la casa del pesebre ". Es una campanita de cristal que dentro tiene las figuras en peltre de María, José y el Niño en el pesebre. Dice santa Teresa de Jesús, en " Las Moradas ", que el alma es un castillo interior de muy claro cristal. Lo expresa de ese modo, con esa imagen, para invitarnos a entrar en nuestra interioridad, nuestro más profundo ser, e iniciar así un itinerario que conduce al encuentro de amistad, de intimidad, con Dios, que nos habita. La puerta de entrada a este castillo es la oración. Ése es el primer paso, franquear nuestra propia exterioridad y adentrarnos en una aventura inimaginable. Seguramente hay muchos que tienen temor de entrar en su propio castillo interior, miedo a alzar la mirada y encontrarse con viejas heridas, dolores profundos, equivocaciones, debilidades, faltas... El itinerario que propone Teresa no esquiva este encuentro c
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).