Este pesebre me lo regaló en diciembre de 2017 mi amiga Annie Calzia. Fue realizado en porcelana fría por niñas del club de chicas del Centro Cultural Sureda, de Buenos Aires. Está hecho así: por manos de niños, desde los ojos del corazón de niños. La mirada de una niña al Niño... y no es lo mismo mirar a Jesús como niños, que es la mirada que Él nos pide sea cual fuere nuestra edad, que como adultos. Los niños miran con inocencia, sin prejuicios, con sana curiosidad, con confianza, con pureza de intención... y unos ojos así pueden sin obstáculos mirar de frente a los de Jesús, ojos transparentes de quien ha querido ser uno de ellos, un Niño. Mirar a Jesús como niños es también encontrarse con una mirada de amor, una mirada que nos valora, que nos coloca en el centro, que nos abraza, que nos bendice, que nos defiende... tal como hacía Jesús con los niños. "Algunas personas le presentaban los niños para que los tocara, pero los discípulos les reprendían. Jesús, al ver est
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).