Este Niño me lo regaló mi papá en la Navidad de 2017. Es de la marca italiana Fars y lo compró en la tienda Nuestra Señora del Carmelo, de Buenos Aires. Es de yeso y tiene una expresión de inocencia en la carita que me fascina... tiene sus manos juntas, a un costado del rostro, tal como la figura del Niño Jesús de Belén , la talla que en la Nochebuena es portada en procesión hasta el pesebre de la Basílica de la Natividad, de Belén, y, tras la Epifanía, vuelve al altar de la Virgen en la contigua iglesia de Santa Catalina. El delicado gesto de las manos juntas indica una actitud orante y habla del Niño en estrecha relación con el Padre desde sus primeros instantes de vida encarnada en este mundo. Jesús, desde el pesebre, mira y nos hace mirar al Padre... «Salí del Padre y vine al mundo» (Juan 16, 28). «Señor, muéstranos al Padre». «El que me ve a mí ve al Padre» (Juan 14, 8-.9). Imagino a Jesús con el rostro encendido, la mirada luminosa, la voz entusiasmada al hablar del Padre
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).