Este pequeño cuadro me lo regaló mi amiga Annie en julio de 2016 y lo compró en Santiago de Chile. Tiene en el centro una figura en relieve, como de peltre, de la Virgen María con el Niño Jesús en sus brazos. El Niño, que parece dormir plácidamente, está arropado cuidadosamente con el manto de María, que figura ser como una prolongación de ella misma. Esta imagen me hizo acordar a la celebración de la Eucaristía, en la cual se utilizan distintos lienzos. Uno de ellos es el corporal, que es una pequeña pieza cuadrada de lino. En el altar, sobre el corporal, como Jesús envuelto en el manto de María, descansa la Eucaristía. El sacerdote coloca sobre este lienzo la patena y el cáliz, pero antiguamente la Sagrada Hostia descansaba directamente sobre el corporal. La utilización de este elemento denota el sumo cuidado y respeto que se le debe dar a la Eucaristía. El nombre de "corporal" viene del Cuerpo del Señor, que va a reposar sobre este lienzo. Sin embargo, el corporal no
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).