Este pesebre me lo regaló en agosto de 2014 mi mamá, quien lo compró en la librería Don Bosco, de Buenos Aires. Tiene la marca de Mariápolis (Argentina) y es una tabla de madera, para colgar, de color negro y con silueta de portal, sobre la que están pegadas cuatro figuras planas: la de la estrella de Belén y las de Jesús, María y José. Estas figuras están hechas en ónix, también llamado ónice, una piedra que aparece en el Antiguo Testamento como de gran valor, particularmente en el libro del Éxodo (25, 7; 35, 9; 39, 6; 39, 13). Allí, Dios le da a Moisés "instrucciones" para que su pueblo elegido le haga un "santuario" donde Él habitará en medio de ellos, incluyendo el Arca de la Alanza y elementos diversos, como óleos y perfumes, metales y piedras preciosas. Una de estas piedras era el ónix y Dios dispuso que se utilizara, junto con las demás, para adornar el "efod" (vestido) y el pectoral de los sacerdotes del santuario. En cada piedra se grabaron lo
«Vayamos hasta Belén y veamos lo que ha sucedido» (Lc 2, 15).