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#22 ¡Pitágoras en mi pesebre!

Este pesebre está hecho en vidrios de diversos colores pasteles, unidos con metal.
Lo compré en diciembre de 2005 en una casa de decoración de Caballito, en Buenos Aires.
Tiene la figura de la Sagrada Familia bajo el portal, pero lo que realmente me llama la atención es la estrella de cinco puntas en color ámbar que sobresale por sobre el conjunto.
En muchos pesebres la estrella de Belén es una estrella de cinco puntas. Lo que no muchos saben es que a esta figura se la denomina pentagrama y encierra aristas fascinantes.
La estrella de cinco puntas -también llamad- pentáculo, pentalfa o pentángulo- fue el símbolo de la escuela pitagórica. Es posible que Pitágoras (siglo VI a.C.) haya tomado esta figura de Egipto o Mesopotamia.
Al observarla, podemos ver que la estrella forma un pentágono imaginario en el centro, donde se puede formar otra estrella de cinco puntas -tal como sucede con la estrella de este pesebre-, proceso que imaginariamente se vuelve infinito hacia el centro de la figura.
Asimismo, si uno dibuja mentalmente un pentágono como borde exterior de la estrella, se puede montar a partir de éste otra estrella de cinco puntas y así infinitamente hacia el exterior...
Se puede emparentar esta figura con la del "Hombre de Vitruvio", el famoso dibujo de Leonardo da Vinci, realizado hacia 1490, al estudiar las proporciones del cuerpo humano. El "Hombre de Vitruvio", si se quiere, forma una estrella de cinco puntas y por ello algunos consideran a la estrella como símbolo del hombre.
Para los pitagóricos, los cinco vértices de la estrella representaban los cinco elementos clásicos: fuego, tierra, aire, agua e idea, o lo divino, y veían en esta figura la perfección matemática.
Para los discípulos de Pitágoras el cinco era el número del hombre y de la naturaleza viviente, del crecimiento y la armonía natural, del movimiento del alma. Era asimismo el número de la perfección humana y símbolo del hombre microcósmico.
Además, los miembros d la Escuela Pitagórica consideraban al pentagrama como símbolo de la salud, y lo usaban como contraseña y signo de reconocimiento entre ellos.
Al parecer, los cristianos primitivos, que pudieron tener algún tipo de conexión con los pitagóricos, usaban también la estrella como emblema, aunque como símbolo de las heridas de Cristo.
La estrella de cinco puntas puede verse ademas en antiguos templos construidos por templarios y en iglesias románicas y góticas de diferentes sitios de Europa.
Una curiosidad del pentagrama pitagórico es que sus lados encierran la denominada proporción áurea, número misterioso que aparece en todas las formas de vida y en el hombre.
La proporción áurea, conocida también como divina proporción o número de oro, es un número irracional -el 1,618- que surge como una tendencia de la división de números consecutivos de la sucesión de Fibonacci, la serie infinita de números naturales descrita por Leonardo de Pisa en el siglo XIII.
Con semejantes características no es difícil entender por qué entonces la estrella de cinco puntas es un "hit" de la simbología masónica, donde la escuadra y el compás forman imaginariamente el pentagrama pitagórico.
Curiosidades de una simple estrella que nos ilumina hoy desde el pesebre...

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