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Mostrando entradas de septiembre, 2015

#175 Trinidad en la tierra

Este pesebre me lo regaló mi amiga Annie en junio de 2015. Lo compró en la santería de la iglesia de San Benito, de Buenos Aires, pero allí le dijeron que era de la provincia argentina de Jujuy. Está hecho en cerámica y pintado a mano, con detalles en dorado. La vestimenta parece ser la típica del norte argentino, con sombrero y poncho. Lo que más me llama la atención de esta imagen es su unidad: son tres figuras, pero es una única pieza. La ligazón es tan fuerte y profunda que no hay separación entre María, José y el Niño. Y en esa unidad circula amor, fluye de uno a otro y, desde esas miradas orantes, se nos ofrece y también se comunica al Dios trino. Es la otra Trinidad, la Trinidad en la tierra, como alguien ha llamado alguna vez a la familia de Nazaret. Me recuerda al famoso cuadro de Murillo, " Las dos Trinidades ", donde maravillosamente se unen en Jesús la comunidad de amor divino del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo con la comunidad de amor de familia de María,

#174 Cofre

Este pesebre me lo regalaron en mayo de 2015 mamá y papá, que lo compraron en una tienda de antigüedades de la ciudad de Mercedes (Argentina). En realidad no es muy antiguo. Es de cerámica, con las figuras de José, María y el Niño, de estilo clásico, en colores vivos y con un toque de purpurina. Todo el conjunto integra la tapa de un pequeño cofre... ¿Qué tiene en su interior? Dice san Mateo en su Evangelio que los magos de Oriente que fueron al adorar al Niño en el pesebre de Belén, arrodillados ante el Dios hecho Hombre, abrieron sus cofres y le ofrecieron como regalos oro, incienso y mirra. Aquellos presentes eran quizá los más costosos en esa época. ¿Qué regalarle a Dios? Pero de verdad, ¿qué podemos regalarle que no sea suyo? Como dice el rey David, "del Señor es la tierra y cuanto la llena, el mundo y todos sus habitantes..." (Salmo 24). ¿Qué regalarle a Dios? Si "todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros" (Santiago 1,17), qué de bueno y di

#173 Hoja

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2015 Aldana Vales, quien lo trajo de Perú. Es para colgar, de cerámica, con las figuras de la Sagrada Familia en estilo andino, insertos en una hoja. Es una hoja verde, sana, vigorosa, carnosa. Y dentro tiene vida: el propio Jesús. Algunos árboles pierden sus hojas, que caen resecas y se las lleva el viento cuando dejan de recibir savia. Otros no pierden nunca sus hojas, ni siquiera ante la crudeza del invierno o los fuertes vientos. Tienen dentro una fuerza vital superior. Así también nosotros, unidos a Dios, recibimos su savia, que es la Vida misma de Cristo. "Se llenan de savia los árboles del Señor", dice el salmo 104. Como en este pesebre, pidamos al Padre que corra por nuestras nervaduras la savia del Hijo, que su gracia nos reverdezca... ¡y que su Espíritu nos haga mecer en el árbol de la Vida para alabarle y glorificarle!

#172 Alaben al Señor... ¡que la música es buena!

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2015 Eduardo Molinari, un hermano de la parroquia, y es originario del noroeste de Argentina. Tiene siete piezas y lo más llamativo es que las figuras de los pastores están ejecutando instrumentos musicales típicos de la zona andina. Aunque no todos la escucharon, en Belén hubo música aquella noche santa en la que Jesús nació. Primero los ángeles y luego los humildes pastores entonaron alabanzas por el nacimiento del Mesías. La música siempre fue importante para el pueblo de Dios. Los salmos eran parte importantísima del culto, oraciones que se cantaban e, incluso, se bailaban. Saber salmodiar, tocar con maestría, danzar con ritmo para alabar a Dios era considerado una virtud. De uno que también nació en Belén, de David, que luego sería rey, se dijo como un elogio que era un "buen músico" (1 Samuel 16). Los salmos no solo son música sino que hablan de la música como algo que, si es expresión de corazones sinceros, agrada a Dios: "Al