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Mostrando entradas de enero, 2019

#260 Jesús de Teresa

Este pesebre me lo regaló en noviembre de 2018 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento tiene las figuras de Jesús, María y José, con unos rostros llenos de dulzura, montadas sobre un trozo de corteza de árbol y fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Como es mi primer pesebre auténticamente carmelitano me pareció que estas líneas se las debía dedicar a santa Teresa, varias veces citada en este blog, y a su amor por el Niño Jesús. Cuenta la tradición que un día la santa vio a un precioso niño en la escalera principal del Monasterio de la Encarnación, en Ávila. Sorprendida por ver a un niño dentro de la clausura, le preguntó:: "¿Y tú quién eres?". El niño le replicó con igual pregunta: "¿Y quién eres tú?". La santa respondió: "Yo, Teresa de Jesús". Y el niño, sonriente, le contestó: "¡Pues yo soy Jesús de Teresa!". Esta deliciosa anécdota no quedó consignada por Teresa en

#259 Mamushka

Este pesebre me lo regaló mi papá en noviembre de 2018. Está hecho en China, en madera, a la manera de las mamushkas, como llamamos en Argentina a las muñecas rusas matryoshkas. Estas muñecas se caracterizan por ser piezas de tamaño consecutivo, que se abren por la mitad y que entran una dentro de la otra, hasta llegar a la más pequeña, que no se abre. En este caso son seis figuras del pesebre y la más pequeñita es la del Niño Jesús. De modo que si todas las piezas están guardadas unas dentro de otras, lo que está en el más profundo centro es Jesús. Me pareció una hermosa imagen de la inhabitación de Dios en el alma. Debajo de tantas capas exteriores e interiores, de las máscaras que nos fabricamos, los lastres que cargamos y de todo aquello que, en realidad, no es de Dios, debajo de todo esto, cuando lo removemos, cuando lo quitamos, hallamos la Presencia de Dios. Para descubrir y gozar de esta Presencia necesitamos entrar dentro de nosotros mismos, en nuestra interioridad, has

#258 Puzle

Este rompecabezas me lo regaló mi mamá en octubre de 2018. Lo compró en la santería de la parroquia Santa María de Betania, de Buenos Aires. La imagen a armar es una dulce escena del pesebre de Belén. Éste es un puzle para niños bastante sencillo, de quince piezas de bordes lisos. Pero los hay muy difíciles, de miles de piezas, con encastres complejos y que requieren hasta meses para ser armados. La vida se parece a un rompecabezas. Tendemos -y eso es bueno- a unificar todos los aspectos de nuestra existencia, pero muchas veces nos encontramos con el enigma de esas piezas que no encajan: aquellas vivencias o circunstancias que nos parecen un sinsentido o que no comprendemos.  Para los aficionados a los rompecabezas, hay muchas recomendaciones y buenos trucos para armar más rápido la imagen completa. Uno de los consejos es separar y clasificar las piezas por su forma, el tipo de bordes, los encastres o por colores. También buscar primero objetos o elementos significativos para em

#257 Hemos visto su gloria

Este pesebre lo compré en septiembre de 2018 en la santería de la Basílica de San José de Flores, en Buenos Aires. Es de Arte Sano y está hecho en madera balsa, con las figuras de José, María y el Niño en relieve y lleva grabada una paráfrasis de Juan 1,14. El versículo original es éste: "Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en Él todo era don amoroso y verdad". "Hemos visto su gloria". Estas palabras de Juan llamaron especialmente mi atención. Las he leído y escuchado muchas veces, pero nunca me había puesto a meditar en ellas. Las he ruimiado varios días y confieso que me ha costado bastante porque estas palabras me preguntaban con insistencia: ¿cuándo vemos nosotros la gloria de Dios? En Juan la respuesta me parecía bastante evidente: el apóstol fue testigo clave de momentos de la vida del Señor donde se manifestaba la gloria de Dios: los milagros, la Transfiguración,