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#133 Ad galli cantus

Este pesebre me lo regaló en agosto de 2014 Eduardo Molinari, un hermano de la parroquia, quien lo tenía en su casa y generosamente me lo dio.Es un tríptico, en madera, pintado a mano. Tierra y cielo se unen en esta imagen, donde, ante el efecto de las líneas estilizadas, quien observa la escena no puede determinar del todo si la gloria desciende o asciende, o ambas cosas..
Hay muchos elementos de gran belleza. Los ángeles músicos en alabanza. José en adoración. La delicada mano de María tendida al Niño... Los corderos absortos mirando al Pastor. Otros dos rendidos a sus pies...
Sin embargo, lo que más llamó mi atención es la figura del gallo en primer plano.
¿Qué hace un gallo en el pesebre? Si juntamos Navidad y gallo, lo primero que se viene a la mente es la Misa de Gallo.
Esta celebración fue incorporada en el siglo V por el Papa Sixto III, una vigilia nocturna de Navidad que se hacía ante el altar del pesebre de la basílica de Santa María la Mayor, de Roma, "ad galli cantus", "al canto del gallo" que marcaba el inicio de un nuevo día.
San Ambrosio de Milán (340-397) escribió un himno precisamente con este nombre, "Ad galli cantus", pregonero del día, de la Luz que es Jesucristo:

"Del mundo eterno fundador, 

que riges la noche y el día
y a los tiempos fases das 
para aliviar el hastío:
ya el pregonero del día suena, 
centinela de la noche profunda, 
luz nocturna para caminantes, 
que noche de noche separa.
Por éste despertado, 
el lucero libra de penumbra al cielo,
por éste todo el coro de pecados 
abandona las vías del daño.
Por éste, el marino cobra fuerzas 
y amainan los llanos del ponto; 
cantando éste, la piedra misma de la Iglesia 
su culpa expió.
Diligentes, pues, nos levantemos: 
el gallo a los que yacen despierta
e increpa a los perezosos;
el gallo inculpa a los que se niegan.
Con el canto del gallo, 
la esperanza regresa, 
los enfermos recobran la salud,
la daga del ladrón se envaina,
la fe retorna a los caídos.
Jesús, contempla a los caídos,
y con tu mirada corrígenos;
si nos contemplas, 
los pecados se esfuman 
y la culpa con el llanto se lava.
Tú, luz, ilumina los sentidos,
y sacude el sueño de la mente, 
comience nuestra voz por tu alabanza 
y hacia ti elevemos votos".

El gallo canta muy temprano, aún en la noche, cuando todavía no ha amanecido. Despierta a quienes a oscuras duermen. O da ánimo a quienes, sin ver aún, permanecen en vela: ya viene, ya llega la Luz.
Cuenta una fábula que en el pesebre de Belén el primero en darse cuenta del nacimiento de Jesús -luego de María y José, claro está- fue un gallo, que, con su canto, fue el primero en anunciar la buena nueva a todo el mundo.
Normalmente, asociamos enseguida la figura del gallo con la falta de Pedro, quien, antes de que cantara el gallo, negó tres veces a Jesús.
Es una escena que nos recuerda cuán frágiles somos, cuán rápido negamos al Señor...
Pero desde hoy te invito a que este mismo canto del gallo te recuerde también cuán pronto amanece la misericordia de Dios, que ya sale el "sol que nace desde lo alto para iluminar a los que viven en penumbras" (Lucas 1, 78-79) y que vos y yo estamos llamados a pregonarlo desde la alborada con nuestro propio "galli cantus".


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