Ir al contenido principal

#232 El arpa de diez cuerdas


Este decenario -para rezar una decana del rosario- me lo regaló mi amiga Annie Calzia en noviembre de 2017.
Lo hizo ella misma con cuentas de madera. Tiene una cruz, también de madera, y una pequeña medalla con la imagen de María, José y el pequeño Jesús en brazos.
Pensando en las diez cuentas de este "decenario pesebre" me vino a la mente la imagen del arpa de diez cuerdas, que aparece en algunos salmos:
"Es bueno dar gracias al Señory tañer para tu nombre, oh Altísimo; proclamar por la mañana tu misericordia y de noche tu fidelidad, con arpas de diez cuerdas y laúdes, sobre arpegios de cítaras" (Salmo 92).
"Dad gracias al Señor con la cítara, tocad en su honor el arpa de diez cuerdas; cantadle un cántico nuevo" (Salmo 33).
"Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas" (Salmo 144).
El arpa en cuestión era la del rey David, autor de varios salmos y que, además de rey, era poeta, músico y oraba cantando y danzando.
El teólogo español Emiliano Jiménez Hernández, en su libro "David, un hombre según el corazón de Dios", explica que David tenía arpas con diferente cantidad de cuerdas, cada una para un uso determinado en la oración.
Así, con el arpa de seis cuerdas David acompañaba los salmos dedicados a cantar la perfección de la creación que Dios llevó a cabo en seis días.
En tanto, la de siete cuerdas era para el "sabath", el sábado, día que corona toda la creación y que el pueblo judío dedica a dar gloria a Dios.
En cambio, el arpa de ocho cuerdas la reservaba para anunciar la llegada del Mesías, que redimiría totalmente a Israel de todas las aflicciones y pecados de este mundo.
"Y para el mundo futuro estaba el arpa de diez cuerdas. David anhelaba llegar a él para poder tocarla en la asamblea celeste", explica Jiménez Hernández.
El arpa de diez cuerdas era el instrumento destinado para acompañar el "cántico nuevo".
Es curioso que el primer "canto" del Nuevo Testamento es el saludo del Ángel a la Virgen, primera parte del Avemaría, verdadero "cántico nuevo" de este arpa de diez cuerdas que figuro en el decenario.
La verdad es que esta idea que tuve no es ninguna originalidad... investigando un poquito, descubrí que ya en el siglo XVII alguien decía que "no se podía explicar mejor el rosario" que con la imagen del arpa de diez cuerdas.
Así lo afirmaba Antonio Vieira, un jesuíta portugués, misionero en Brasil por muchos años. En su libro "María, Rosa Mística: excelencias, poder y maravillas del santísimo rosario", retomando el salmo 33, explica que en la cítara, que es de cinco cuerdas, el sonido se forma en la parte inferior, mientras que en el arpa o salterio de diez cuerdas el sonido se genera en la parte superior. "Pues así es la armonía del rosario en la parte mental y vocal. En la mental, porque en el rosario se medita lo que Dios obró bajando del Cielo. En la vocal, porque las oraciones que en el rosario se rezan suben de la tierra al Cielo", señala Vieira.
Volviendo al arpa de David, dice Jiménez Hernández que el rey la tocaba para orar, sea en alabanza, en acción de gracias, para pedir auxilio o expresar su arrepentimiento ante Dios... El arpa era inseparable de David, tanto que, al irse a dormir, la colgaba sobre su lecho y, "cuando se acercaba la medianoche, el viento del norte soplaba sobre ella, y ella, por si sola, sonaba hasta despertar a David, que se alzaba para entregarse a la oración hasta que aparecían las primeras luces del alba". Perfecta imagen de aquellos que oran día y noche con el rosario, lo llevan a todas partes y lo cuelgan en la cabecera de su cama al dormir... para que nunca sus cuerdas dejen de tocar esa música que sube a Dios.



Comentarios

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be

Niños invitados #39: Los "Manuelitos" de Mama Antula

En agosto de 2016 tuve la oportunidad de visitar la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, de Buenos Aires, faltando pocos días para la beatificación de la fundadora de este sitio histórico, María Antonia de Paz y Figueroa . Conocida popularmente como Mama Antula, María Antonia nació en la provincia argentina de Santiago del Estero en 1730, cuando aquel territorio dependía del Virreinato del Perú. A los 15 años hizo votos de pobreza y castidad, adoptó el nombre de María Antonia de San José y, junto a otras compañeras, bajo una forma de vida consagrada conocida entonces como "beaterio", se dedicó a asistir a los jesuitas en su labor pastoral y social, en particular en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio de Loyola. La figura de Mama Antula se hizo conocida gracias a su empeño por mantener vivo el carisma ignaciano luego de que en 1767 el rey español Carlos III decretara la expulsión de los jesuitas de sus territorios, lo que la movió a recorrer varias provincias del n