Este pesebre me lo regaló en mayo de 2023 mi amiga Paula Molinari.Es una figura de cerámica de la firma Nadal, de Manises, en Valencia (España).
De líneas sencillas, en el diseño destaca, sobre la Sagrada Familia, la estrella de Belén.
¿Y para qué sirve una estrella?
Hay un libro del sacerdote español Enrique Monasterio, "El belén que puso Dios", que me encanta. Con mucho ingenio, da rienda suelta a la idea de Dios "diseñando" su propio pesebre...
Incluyó una estrella, una que, según el delicioso relato de Monasterio, era la más pequeña del universo, nacida de una "esquirla insignificante" de la Gran Galaxia. Sola, sin planetas ni lunas a su alrededor, vagaba por el límite de la Creación.
Oriente -tal era su nombre- se veía como una "lámpara inerte que a nadie alumbraba" y comenzó a cuestionarse qué sentido tenía su existencia en el cosmos.
Fue entonces cuando se le apreció el arcángel Gabriel, que andaba ajetreado con los detalles preparatorios del nacimiento del Mesías.
Gabriel le reprochó el haber puesto en duda la infinita sabiduría de Dios: "Has insinuado que Yavé te ha creado sin motivo alguno, que tu existencia no tiene sentido, que eres una especie de error de la Divina Providencia...".
Luego, en tono solemne, le anunció: "Vengo a decirte, de parte de Dios, que, sin saberlo, has estado navegando por el espacio durante millones de años con una meta bien precisa. Eres la más pequeña de las estrellas del firmamento. No tienes planetas ni lunas ¿Sabías que, hasta ahora, nadie te ha visto jamás? Pues bien, alégrate, Oriente, que el Señor también está contigo. Dentro de poco te mirarán los ojos de la Reina, y tú detendrás tu vuelo unos instantes encima de su palacio en Belén. Detrás de ti, caminará la caravana de unos Magos. Ellos saben también tu nombre, el que Yavé te puso desde toda la eternidad".
Oriente se quedó en silencio. Aunque ella no pudiera comprenderlo del todo, Dios mismo, desde toda la eternidad, le había asignado un papel en su Navidad. Nada hay inútil en la creación.
Gabriel no esperó un "sí" -o un "no"- de Oriente. La realidad es que era solo una estrella con un camino trazado en el firmamento, no un ser libre, una condición compartida con otras "figuras" del pesebre, como animales, montañas, ríos, grutas...
Gabriel le hizo notar a Oriente que, a diferencia suya, otras "figuras" pensadas por Dios para ser parte del pesebre -mujeres, hombres, adultos y niños- corrían el riesgo de perderse la Navidad.
'Cada uno tiene también un nombre, recibido de Yavé antes de que tú existieras; pero deben descubrirlo, y aceptarlo. A ti te basta con dejarte llevar: ellos necesitan tener el oído atento, porque Dios les hablará en voz muy baja, casi como la brisa, y les dirá cuál es su sitio en este mundo que gira alrededor del Portal: conocerán su vocación. Pero su responsabilidad es enorme, porque pueden engañarse, o taparse los oídos, o contestar que no, o rebelarse... ¿Comprendes, Oriente? Y si lo hicieran, su vida se convertiría en un sinsentido, se habrían escapado del belén; serían como astros perdidos, sin rumbo, como piezas inútiles y desgraciadas...".
Y yo te pregunto mirando este pesebre ¿cuál es el papel que Dios pensó para ti en el misterio de su Encarnación?
De líneas sencillas, en el diseño destaca, sobre la Sagrada Familia, la estrella de Belén.
¿Y para qué sirve una estrella?
Hay un libro del sacerdote español Enrique Monasterio, "El belén que puso Dios", que me encanta. Con mucho ingenio, da rienda suelta a la idea de Dios "diseñando" su propio pesebre...
Incluyó una estrella, una que, según el delicioso relato de Monasterio, era la más pequeña del universo, nacida de una "esquirla insignificante" de la Gran Galaxia. Sola, sin planetas ni lunas a su alrededor, vagaba por el límite de la Creación.
Oriente -tal era su nombre- se veía como una "lámpara inerte que a nadie alumbraba" y comenzó a cuestionarse qué sentido tenía su existencia en el cosmos.
Fue entonces cuando se le apreció el arcángel Gabriel, que andaba ajetreado con los detalles preparatorios del nacimiento del Mesías.
Gabriel le reprochó el haber puesto en duda la infinita sabiduría de Dios: "Has insinuado que Yavé te ha creado sin motivo alguno, que tu existencia no tiene sentido, que eres una especie de error de la Divina Providencia...".
Luego, en tono solemne, le anunció: "Vengo a decirte, de parte de Dios, que, sin saberlo, has estado navegando por el espacio durante millones de años con una meta bien precisa. Eres la más pequeña de las estrellas del firmamento. No tienes planetas ni lunas ¿Sabías que, hasta ahora, nadie te ha visto jamás? Pues bien, alégrate, Oriente, que el Señor también está contigo. Dentro de poco te mirarán los ojos de la Reina, y tú detendrás tu vuelo unos instantes encima de su palacio en Belén. Detrás de ti, caminará la caravana de unos Magos. Ellos saben también tu nombre, el que Yavé te puso desde toda la eternidad".
Oriente se quedó en silencio. Aunque ella no pudiera comprenderlo del todo, Dios mismo, desde toda la eternidad, le había asignado un papel en su Navidad. Nada hay inútil en la creación.
Gabriel no esperó un "sí" -o un "no"- de Oriente. La realidad es que era solo una estrella con un camino trazado en el firmamento, no un ser libre, una condición compartida con otras "figuras" del pesebre, como animales, montañas, ríos, grutas...
Gabriel le hizo notar a Oriente que, a diferencia suya, otras "figuras" pensadas por Dios para ser parte del pesebre -mujeres, hombres, adultos y niños- corrían el riesgo de perderse la Navidad.
'Cada uno tiene también un nombre, recibido de Yavé antes de que tú existieras; pero deben descubrirlo, y aceptarlo. A ti te basta con dejarte llevar: ellos necesitan tener el oído atento, porque Dios les hablará en voz muy baja, casi como la brisa, y les dirá cuál es su sitio en este mundo que gira alrededor del Portal: conocerán su vocación. Pero su responsabilidad es enorme, porque pueden engañarse, o taparse los oídos, o contestar que no, o rebelarse... ¿Comprendes, Oriente? Y si lo hicieran, su vida se convertiría en un sinsentido, se habrían escapado del belén; serían como astros perdidos, sin rumbo, como piezas inútiles y desgraciadas...".
Y yo te pregunto mirando este pesebre ¿cuál es el papel que Dios pensó para ti en el misterio de su Encarnación?
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