Ir al contenido principal

Pesebre invitado #29: En la calle


Este pesebre "pintado" lo vi un día de mayo de 2015 sobre una de las paredes de la parroquia Nuestra Señora de los Dolores, de Buenos Aires.
Forma parte de una serie de imágenes con escenas de la vida de Jesús.
Está como se ve: adaptándose a los elementos del muro, expuesto a los graffiti, resistiendo el smog... Pero aun así conserva los colores vivos y su tono alegre, en rebeldía ante el citadino gris de la calle.
Aunque algunos menosprecien el valor evangelizador del arte callejero, esta pintada no deja de ser "buena noticia", mensaje que se ofrece al vecino o al transeúnte ocasional, invitación que pretende, desde los ojos, llegar al corazón...
Me recuerda el deseo del Papa Francisco de una Iglesia "en salida", que se anima a salir del templo a la calle, que va a buscar a los que están afuera para invitarlos a ser familia sin esperar a que vengan solos. Una Iglesia que no teme quedar expuesta o ensuciarse en la calle... tal como este pesebre "pintado".





"Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. (...) Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: «¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)".

Papa Francisco, "Evangelii Gaudium".


Comentarios

Entradas populares de este blog

#254 Un ajuar para el Niño

Este Niño precioso me lo regaló mi amiga Annie Calzia en julio de 2018. Lo trajo de Santiago de Chile y por eso acudí a Teresa de los Andes (1900-1920), carmelita chilena canonizada en 1993, para escribir estas líneas. En una de sus cartas a su prima Herminia Valdés Ossa, Teresa le da algunos consejos para vivir el tiempo de Adviento, que está a punto de empezar. "Prepárate para Navidad. Piensa todos los días en Jesús que, siendo Dios eterno, nace como un tierno Niño; siendo Todopode­roso, nace pobre, sin tener con qué resguardarse del frío. Necesita de su Madre para vivir, siendo Él la Vida", le escribe a su prima, a quien llamaba cariñosamente "Gordita". Y a continuación le hace una "lista" para que le prepare un "ajuar" al Niño Jesús: "Camisitas para abrigarlo: cinco actos de amor diarios y deseos de recibirlo en la Comunión. 'Jesús mío, ven a mi pobre corazón, que sólo desea latir por Ti'. Mantillas para envolverle sus pi...

#275 El pozo de Belén

Este pesebre me lo regaló en mayo de 2019 mi amiga Daniela Temelini. El nacimiento fue hecho por la hermana de Daniela, carmelita descalza del Monasterio Santa Teresa de Jesús, de Buenos Aires. Cuando lo vi, lo que más me llamó la atención fue un aljibe al costado del pesebre. ¿Qué hace un pozo de agua allí? Lo curioso es que en Belén no hay uno sino tres pozos de agua históricos, cisternas cavadas en la roca, a poca distancia de la iglesia de la Natividad. Son los pozos del rey David, asociados al episodio de los tres valientes soldados que irrumpen en el campamento de los filisteos para buscar agua, narrado en el segundo libro de Samuel y el primero de Crónicas: "Estos tres, los más valientes de los treinta, bajaron juntos donde David, a la caverna de Adulam, en el tiempo de la siega, mientras que una tropa de filisteos acampaba en el valle de Refaím. David estaba en el refugio y había en Belén una guarnición filistea. Se le antojó decir a David: '¡Cómo me gustaría be...

Niño invitado #63: Doctorcito Jesús

Esta foto la tomé en abril de 2018 en la preciosa Basílica de San Francisco, en Lima, Perú. Es la imagen del Niño Jesús Doctorcito y puedo dar fe de la devoción que le tienen los limeños pues en el rato que estuve allí de visita no cesaron de acercarse, especialmente niños y ancianos, para rezar ante ella con sencilla piedad. Es peculiar la imagen: el Niño, con algunos juguetes, sentadito en un trono, vestido como médico, con ambo y zapatos blancos, y un estetoscopio. Jesús, que curaba a los enfermos, corporal y espiritualmente, se llamó a sí mismo médico: "No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores" (Marcos 2, 17). La imagen de Jesús como médico es preciosa. El médico -al menos el médico ideal- no solo sabe cómo restaurar la salud, sino tambiñen proteger y sostener toda vida. Ha de interesarse por su paciente como persona, en forma íntegra, y no solo por una parte de su cuerpo. Genera un vínculo de co...