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#137 ¡Virgen de San Nicolás, ruega por nosotros desde el pesebre!


Este pesebre lo compré el 13 de septiembre de 2014 en la santería junto al Santuario de la Virgen del Rosario, en San Nicolás de los Arroyos, en la provincia de Buenos Aires (Argentina).
Es una sola pieza, en cerámica, con vivos colores, del pobre portal de Belén, con las figuras, llenas de infantil inocencia, de la Sagrada Familia, los tres reyes y unos animalitos... Dos palmeras de plástico completan el conjunto.
Fue para mí una hermosa sorpresa descubrir, a partir de esta visita a la Virgen, las numerosos menciones que la Madre ha hecho al nacimiento de su Hijo y al misterio de la Navidad entre los mensajes que dio en San Nicolás.
En muchos de estos mensajes, María invita a preparar los corazones para la Navidad, para recibir a Jesús con humildad, orando y acudiendo a los sacramentos. Pide hacer de nuestros corazones "pesebres" donde su Hijo "sea acunado con amor" (10/12/1988).
Pero es una invitación no tan sólo válida para el tiempo de Adviento, sino siempre, porque Jesús nunca deja de pedir que lo recibamos: "Hijos míos, tenéis que recibir al Señor cuando vuestro corazón sienta que llega, no lo rechacéis. A Navidad la deberéis llevar siempre dentro vuestro, ya que es la llegada del Salvador, de vuestra salvación" (23/12/1984).
María comparte en sus mensajes su propia experiencia de la Navidad, las duras condiciones en las que nació Jesús, su preocupación maternal, pero también todo el amor que le prodigaron al Niño junto a José y la felicidad verdadera por la llegada del Salvador:
"Dios obra maravillas en sus criaturas. Así obró en mí su Espíritu, al engendrar a mi Hijo, mi único Hijo, a quien acuné en mi purísimo seno maternal, durante nueve meses. Este Hijo que, como aquella noche en Belén, quiere ser hoy recibido con humildad, pero también, con el amor que son capaces de dar los hombres" (9/12/1987).
"Mi corazón de Madre latió siempre junto a mi amado Hijo, desde el momento mismo de la Anunciación. Mi corazón se inundó de dicha, el día de su nacimiento, aún cuando su cuna fue un pesebre en un pobre establo" (7/12/1987).
"Frente a tanto hermetismo, frente a tanta frialdad, nació mi Niño, contando sólo con nuestro calor, con nuestro amor" (24/12/1989).
"Humilde nacimiento, mas no carente de amor, ya que con mi esposo José le dábamos todo nuestro amor desde ese momento y para siempre" (24/12/1986).
"Fueron las nuestras horas de la más dulce espera en ese crudo invierno. El frío nos traspasaba a José y a mí; estábamos despojados de toda comodidad; pequeño era nuestro equipaje, muy escaso nuestro abrigo. En ese pobre ambiente nació Jesús, pero en una deliciosa paz. En los primeros momentos, envuelto en unos pañales y un sayal, fue colocado por mí en el pesebre, luego lo acuné entre mis brazos. A Él le bastaba tan sólo mi calor maternal. Fue allí adorado por primera vez por José y por su Madre. Nació pobre pero rico en amor, porque grande es el amor que encierra su corazón" (24/12/1988). "¡Cuántos padecimientos sufrimos con mi esposo, José! Tan pobres de amigos y de abrigos para cobijarnos, sólo nos acompañaba la intemperie y luego ese establo que se convirtió en cuna para mi Hijo y asilo para nosotros. Esa noche, que se perfilaba triste y silenciosa, fue para José y para mí la más hermosa; también lo sería para el mundo, ya que ahí nacía el Salvador de los hombres, el Justo entre los justos y el Señor por sobre todo" (4/10/1986).
¡Virgen de San Nicolás, ruega por nosotros desde el pesebre!

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